Diego Maradona, acostumbrado a moverse por terrenos empedrados, quería seguir siendo el técnico de la Selección de Argentina, pese al fracaso en Sudáfrica y a sabiendas que en la cúpula de la AFA se movían los traidores y los mentirosos, según sus propias palabras.
Lo que no queda claro y tiene cierto tufillo de venganza es por qué Maradona no denunció las mangualas entre Bilardo y Grondona antes de que lo sacaran por la puerta de atrás del seleccionado gaucho.
No fue el nombramiento del propio Maradona como seleccionador nacional un ejemplo de transparencia, como para que ahora el propio descabezado ponga un manto de duda sobre los motivos de su despido.
Hay que recordar que El Pelusa, sin duda uno de los mejores jugadores del mundo, llegó a ese puesto por las intrigas y jugadas de camerino de la familia Kirchner. De eso no dijo nada y ahora siembra dudas sobre el futuro de la Selección, al asegurar que quien llegue tiene que cuidarse de las traiciones.
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