Entre las 4.500 familias damnificadas por la pasada ola invernal en Caucasia, se destaca un caso dramático en Caracolí, uno de los 18 barrios que se enfrentaron a inundaciones: el de María Arias, una ciega de 65 años que no puede notar la realidad como sus vecinas.
Cada invierno, el río Cauca, que fluye a escasos metros de su vivienda, llega sin invitación y arrasa lo que encuentra a su paso.
Como no se da cuenta del riesgo que corre, María es rescatada por vecinos que se convirtieron en su familia, pues sus hijos la abandonaron.
Tras la inundación, los damnificados vivieron cuatro meses en albergues y, al volver a sus casas, las encontraron saqueadas por ladrones que, sin compasión, hasta los cables de la luz se llevaron.
La tipeadora Ana María Alzate, estudiante de la Universidad Pontificia Bolivariana, dice que los gobiernos de turno prometen como solución una muralla para evitar que el río entre a las casas, pero ninguno cumple.
Al respecto, Gustavo Ardila, secretario de Gobierno de Caucasia, declaró: "No tengo reportes de avalanchas ni inundaciones en Caracolí. Y tampoco de damnificados en ese lugar".
El funcionario agregó que, con un censo, la Defensa Civil está entregando ayudas de Colombia Humanitaria, tarea que vigilan la Contraloría Departamental y el Dapard.
Mientras tanto, pobladores de Caracolí esperan que las autoridades les ayuden para que el río no vuelva al patio de sus casas.
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