Las medidas de seguridad en las plantas nucleares en gran parte del mundo están mejorando tras el accidente de Fukushima (Japón) el año pasado, aunque desastres en el sector a causa de terremotos o maremotos siguen siendo posibles.
Esa es la principal conclusión que presentaron este viernes unos 120 especialistas de 35 países reunidos desde el martes pasado en Viena en la sede del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) en en el tercer encuentro de seguridad nuclear tras el accidente de Japón, sucedido en marzo de 2011.
Bajo la presidencia del argentino Antonio Godoy, los expertos y representantes de Gobierno analizaron cómo aplicar en la práctica las lecciones aprendidas del desastre.
El sudamericano aseguró que en cuanto a seguridad atómica, "hoy estamos mejor que antes".
"Al menos conocemos lo que no sabemos. Se están haciendo pasos y aplicando esfuerzos para poder saber más", dijo.
"Es difícil asegurar en términos absolutos que nunca más va a pasar esto. Puede pasar mañana, estamos ante eventos extremos, que pueden ocurrir", advirtió Godoy, antiguo director del centro de seguridad sísmica del OIEA.
"Tenemos que dar seguridades de que se están haciendo todos los esfuerzos para prevenir adecuadamente eso (un accidente), y para mitigar sus consecuencias", subrayó el argentino.
En todo caso, los expertos reunidos en Viena reconocen que todavía falta mucho por hacer para mejorar más la seguridad de las plantas atómicas.
"Hay planes a mediano y largo plazo, que serán el resultado de la evaluación e investigación para determinar cuál es el nivel del terremoto", señaló Godoy.
Mientras tanto, se han aplicado lo que en el terminología nuclear se llama "medidas de solución rápida" en una decena de países, por ejemplo en Estados Unidos o Argentina.
Estas medidas se han definido en base a recorridos de plantas, lo que sirve para definir cuáles son los puntos vulnerables que se pueden arreglar rápidamente, explicó Godoy, quien trabaja tras su jubilación en el OIEA como asesor independiente del sector nuclear.
La reunión de Viena, que concluyó sin decisiones vinculantes, es la tercera celebrada desde el accidente de Fukushima y se integra en el llamado "plan de acción" del OIEA para generar más seguridad nuclear.
Este plan fue adoptado el año pasado de forma unánime por los Estados miembros del organismo nuclear en su conferencia general.