La muerte violenta de un niño de cinco años en un almacén de ropa en Bogotá, es abominable. Más grave aún si se trata de un caso de intolerancia y de querer resolverlo todo con las armas. El muerto es hijo de una pareja dueña del almacén donde llegaron dos mujeres, con niños de brazo, a medirse unas prendas. El hombre que las acompañaba, al parecer alicorado, se rehusó a pagar y empezó a disparar. Mató al niño y huyó y a las mujeres no pareció importarles el crimen que presenciaron impávidas, antes de huir. La Justicia los busca y espera la colaboración ciudadana para su captura.
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