El islamista Mohamed Mursi juró este viernes simbólicamente como presidente de Egipto, "elegido por la voluntad popular", ante decenas de personas en la plaza Tahrir de El Cairo, donde advirtió a la Junta Militar de que no renunciará a las prerrogativas de jefe de Estado.
"Juro por Dios, que es grande, preservar con lealtad el sistema republicano, respetar la Constitución y la ley, tener en consideración los intereses del pueblo de manera total y preservar la independencia de la patria, su integridad y su territorio", dijo Mursi desde un estrado en Tahrir ante sus enfervorecidos seguidores.
El islamista, que es el primer civil que accede a la jefatura de Estado y el primer presidente elegido democráticamente en Egipto, tendrá que repetir este sábado este juramento en la ceremonia oficial de investidura ante el Tribunal Constitucional. Arropado por decenas de congregados en la plaza, Mursi lanzó este viernes una advertencia a la junta militar que gobierna el país desde el derrocamiento de Hosni Mubarak en febrero de 2011, tras dieciocho días de protestas populares: "No hay lugar para arrebatar el poder al pueblo, no renunciaré a las prerrogativas del presidente de la República. Esto no significa que no respetemos la ley o la Constitución".
El presidente electo de Egipto se refirió a las enmiendas constitucionales aprobadas por el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, días antes del anuncio de los resultados electorales el domingo pasado, por las que los militares se reservan el poder legislativo y la toma de decisiones en cuestiones que conciernen al Ejército, y dejan al presidente funciones ejecutivas.
Los militares también se han atribuido también la capacidad de nombrar una nueva Asamblea Constituyente, si la actual es invalidada por la Justicia, por lo que los gobernantes castrenses podrían tener gran influencia a la hora de redactar la futura Carta Magna.
Durante su alocución, Mursi, que venció en los comicios con casi un 52 por ciento de los votos, fue interrumpido en varias ocasiones por los manifestantes en Tahrir que le gritaron "Revolucionarios, libres, completaremos la misión".
El dirigente islamista, que renunció a su militancia en los Hermanos Musulmanes tras el triunfo electoral, justificó su presencia este viernes en la plaza porque considera que el pueblo es la fuente de poder y de legitimidad. "Ninguna institución está sobre la voluntad popular, que es la que toma decisiones, gobierna y destituye. Por eso, he llegado hoy aquí", señaló.
Mursi adelantó que trabajará para liberar a los presos con causas pendientes ante tribunales castrenses, después de que esta semana la Justicia suspendiera la reciente decisión gubernamental de autorizar a los militares detener a civiles.
Para Mursi, la revolución continúa
Ante Tahir, el islamista Mohamed Mursi aseguró que "la revolución todavía continúa y hoy día se concreta con la ascensión de un presidente elegido por voluntad popular. "Trabajaremos para poner fin a la injusticia, la corrupción y la discriminación. Trabajaremos por el resurgimiento del país, para que el ciudadano goce de dignidad y justicia social", afirmó Mursi, quien subrayó que las puertas están abiertas para todos los sectores.
En ese sentido, prometió que estará en contacto con todos, sin tener en cuenta si es opositor y partidario, para que Egipto vuelva a ser pionero en el arte, la cultura, la ciencia, la industria, la producción y la agricultura".
Mursi también auguró que completará su misión para tener "un estado civil, nacional, constitucional y moderno", donde no haya lugar para la confrontación y la difamación. "Todos somos una sola mano", sentenció, antes de marcharse aplaudido por miles de ciudadanos, algunos de los cuales llevaban desde esta mañana esperando en Tahrir.
En la plaza se mantiene una acampada convocada, entre otros, por los Hermanos Musulmanes, para protestar contra las competencias que se ha reservado la Junta Militar y la disolución del Parlamento, con mayoría islamista, tras un dictamen de la Corte Constitucional.
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