Barack Obama ha hecho una jugada maestra en su política hacia Cuba, o mejor hacia el pueblo cubano, que no es lo mismo. Podríamos decir, parodiando al estadounidense Neil Armstrong, el primero que pisó el suelo lunar -hará 40 años el 20 de julio próximo- que el Presidente de Estados Unidos ha dado un pequeño paso que será un gran paso en el camino hacia la auténtica democracia cubana y hemisférica.
No hay duda en cuanto a que la nueva medida sobre viajes y remesas es un alivio para el pueblo caribeño. Ya el número de viajes de los ciudadanos cubano-americanos a la isla de sus orígenes no será restringido. Tampoco lo será el envío de remesas y otros bienes a los isleños que no sean funcionarios del régimen castrista o miembros activos del Partido Comunista Cubano. Según entendemos, estos envíos los puede hacer cualquier estadounidense, aunque no tenga familiares en la isla.
Ampliar el espacio para que haya mayores nexos en el tema de las telecomunicaciones es otro pequeño gran paso. El Presidente Obama autorizó que se empleen fibra óptica y sistemas satelitales de comunicación para unir a Estados Unidos y Cuba. ¿Acaso la globalización democrática no ha ido de la mano del avance de las comunicaciones y de su inmediatez, lo que ha permitido la concreción de la aldea global de que hablara Marshall McLuhan?
Cuando no existía el fax, tampoco el teléfono celular ni el internet, visitamos Cuba. Era la Semana Santa de 1987 y este país caribeño todavía sobrevivía bajo el amparo de la sombrilla soviética. Entonces, para el régimen no era difícil mantener el control total y a la isla aislada.
Cuando se desmoronó la Urss, a fines de la década de 1980, Cuba se quedó sin su nodriza y empezó el peor de los sufrimientos para un pueblo que ya no sólo careció de libertades y de estímulos a la eficiencia y eficacia en el trabajo, sino de elementos básicos para vivir con dignidad: comida adecuada, artículos de aseo e higiene, los remedios más elementales como la aspirina y la gasa, para no seguir con la lista. Empezó entonces, la economía informal y Cuba volvió a ser, como en tiempos de Fulgencio Batista, el dictador de extrema derecha, el casino y el prostíbulo del mundo. Es que los extremos se tocan. ¡Y de qué manera!
No entendemos las razones que tuvo Estados Unidos para mantener las restricciones y el embargo. ¿Miopía? ¿O temor al costo político frente a los cubano-estadounidenses que ponen buen número de votos electorales en el sistema norteamericano? Si unas y otro se hubieran quitado desde los años 90 del siglo pasado, hace mucho tiempo que los hermanos Castro habrían dejado de reinar en Cuba. El embargo ha sido el caballito de batalla del régimen para fomentar la rabia hacia Estados Unidos.
Por eso esperamos que ahora se abra paso un levantamiento paulatino de dicho embargo, que tendrá que pasar un difícil trámite en el Congreso estadounidense.
Barack Obama acaba de hacer una jugada maestra que exigirá la respuesta de los hermanos Castro, quienes tienen los ojos del mundo encima. Que permitirá establecer las bases para la construcción de una auténtica democracia en Cuba, basada en la libre determinación de su pueblo sobre qué futuro quiere construir. Y que promoverá los derechos fundamentales tanto humanos, como políticos y económicos. Además, pondrá a pensar a aquellos colegas hemisféricos que todavía insisten en resucitar el fracasado modelo soviético.
Pico y Placa Medellín
viernes
0 y 6
0 y 6
