El Papa Benedicto XVI comenzó este jueves un viaje al Reino Unido haciendo una de las críticas más claras al manejo de la Iglesia Católica de la crisis por abusos sexuales y pidió al país que esté atento ante las amenazas de un "secularismo agresivo".
Unas 125.000 personas, incluidos manifestantes, se congregaron para ver al Pontífice, de 83 años, mientras era conducido por las calles de la capital escocesa llevando una bufanda verde a cuadros.
Horas antes del aterrizaje, él dijo a los periodistas a bordo del avión que lo llevaba a Escocia que estaba choqueado ante lo que definió como "una perversión" del clero.
"También es muy triste que la autoridad de la Iglesia no estuvo lo suficientemente atenta y no fue lo suficientemente rápida y decidida para tomar las medidas necesarias", agregó.
Los defensores de las víctimas reclaman que los líderes religiosos asuman más responsabilidad legal y moral por permitir que el escándalo de los abusos sexuales se les fuera de las manos en Estados Unidos y varios países de Europa.
Benedicto XVI tiene un delicado camino por recorrer en Inglaterra y Escocia, cuidando las relaciones con la Iglesia Anglicana después de su oferta en octubre pasado de facilitar la conversión de anglicanos descontentos por la ordenación de mujeres y obispos homosexuales.
Secularismo
Tras ser saludado por la reina Isabel -principal
responsable de la Iglesia de Inglaterra fundada cuando Enrique VIII rompió con Roma en 1534-, el Papa se refirió al aspecto central de su mensaje en su primer discurso en tierras
británicas como líder de la Iglesia Católica Romana.
El vicario de Cristo habló de las "profundas raíces cristianas que aún están presentes en todos los ámbitos de la vida británica".
Entre quienes planean protestas contra la visita, la segunda en la historia que realiza un Papa al Reino Unido, se encuentran ateos, organizaciones laicas y quienes quieren que el Pontífice sea considerado legalmente responsable por los escándalos de abusos sexuales de la Iglesia Católica.
El Papa, decidido a ganarse a uno de los países más seculares de Europa, recordó a los británicos que estén alerta ante el extremismo, diciendo que los intentos de regímenes totalitarios en el Siglo XX por eliminar a Dios deberían ser lecciones sobre tolerancia.
"En la actualidad, el Reino Unido se esfuerza por ser una sociedad moderna y multicultural. Que en esta exigente empresa, mantenga siempre su respeto por esos valores tradicionales y expresiones culturales que formas más agresivas ya no aprecian o siquiera toleran", dijo.
La Sociedad Nacional Secular criticó al Papa, diciendo que sus comentarios sobre la sociedad británica eran errados.
"La identidad secular del pueblo británico no es algo para criticar, sino para celebrar. Hemos rechazado la religión dogmática desprovista de compasión", declaró en un comunicado, agregando que la Iglesia discrimina a los homosexuales y las mujeres.
Más tarde, en una misa al aire libre en la cercana ciudad de Glasgow, durante la cual cantó la participante del programa "Britain"s Got Talent" Susan Boyle, el Papa dijo a los 65.000 asistentes que los creyentes no deberían tener miedo de promover su fe.
"Hay quienes actualmente buscan excluir las creencias religiosas del discurso público, privatizarlo o incluso mostrarlo como una amenaza a la igualdad y libertad", él declaró durante su homilía.
El Pontífice alemán habló con entusiasmo de la historia del Reino Unido y elogió al pueblo británico por su resistencia a la "tiranía Nazi" durante la Segunda Guerra Mundial.
La Reina de Inglaterra también habló de la común herencia cristiana que comparten anglicanos y católicos, así como de su creencia común de que nunca debería permitirse que la religión justifique la violencia. Además, indicó que el diálogo puede transcender "viejos recelos".
Unos 150 manifestantes también se reunieron para protestar, ondeado las banderas arco iris de los homosexuales y pancartas que decían "La oposición del Papa a los condones mata a la gente" y "Dejen de proteger a los sacerdotes pedófilos".