La excesiva explosión de partidos políticos en Colombia, luego de la promulgación de la Constitución de 1991, dio como resultado la existencia, en 2002, de 74 partidos políticos. No es de criticar el efecto de la pretensión de la nueva Carta Constitucional; ella respondió a la necesidad de abrir la participación política a otros actores y sectores que no se sentían representados por el Partido Liberal o el Conservador, o por ninguna de sus múltiples facciones.
Sin embargo, hablar de 74 partidos políticos significa una desbordada atomización del sistema de partidos. Tal atomización condujo al sistema político colombiano por más de diez años, a una gran crisis de representatividad y de gobernabilidad. Es decir, partidos en exceso personalistas impidieron una relación efectiva entre el legislativo y el ejecutivo, al tiempo que produjo una representatividad precaria en los poderes públicos, por ejemplo en el Congreso de la República.
Es fácil imaginar la dificultad a la hora crear coaliciones para lograr la aprobación de proyectos de ley en el Congreso, cuando cada una de las curules eran ocupadas en su mayoría por representantes "cabeza de lista" pertenecientes a partidos distintos, o provenientes de listas del mismo partido que competían entre sí por el liderazgo legislativo. También es fácil comprender la poca representatividad en la corporación parlamentaria, cuando el pleno del Congreso representaba a los múltiples y más variados sectores de la sociedad expresados en los 74 partidos aludidos.
Reformas políticas
Con las reformas políticas de 2003 y 2009 se intentó remediar el excesivo personalismo de los partidos políticos y la atomización del sistema de partidos colombiano. De los más de setenta partidos existentes a principios del siglo XX, en la elecciones legislativas del pasado 9 de marzo pasamos a 13 partidos políticos. Mediante el acto legislativo 01 de 2003, se establecen nuevas reglas para la competencia política mediante las cuales se establece el umbral del 2 por ciento, se adopta la cifra repartidora y la lista única por partido político, con opción de voto preferente.
Todo lo anterior, permitió que los partidos políticos se enfrentaran al reto de cohesionarse y de presentar a su electorado unos principios y agenda programáticas claras. Así, las nueva reglas electorales obligaron a las organizaciones partidarias a actuar de manera más colectiva y menos personalista.
Esta reforma es complementada por el acto legislativo 01 de 2009, mediante el cual se intenta evitar que actores al margen de la ley intervengan en el funcionamiento y labor de los partidos políticos mediante financiamiento de sus campañas y, también, evitar infiltraciones de estos actores en el aparato estatal so pena de destitución o pérdida de investidura; no podrá el partido cubrir esa pérdida con suplente, razón por la cual, pierde el partido su curul en el corporación pública a la que haya llegado. Otro aspecto que promueve la cohesión de los partidos, es la prohibición de pertenencia a más de uno de ellos, es decir, se proscribe el "transfuguismo" y la doble militancia. Adicionalmente, se incrementa el umbral al 3 por ciento, lo que hace que el partido tenga que esforzarse más como colectividad.
Importancia de los partidos
El principio de participación como el de transparencia son muy importantes para el funcionamiento de los partidos, toda vez que fomenta la democracia interna y la institucionalización de los procedimientos partidarios. Y aunque nuestros partidos, compartiendo la historia del continente latinoamericano se han caracterizado por una alta informalidad, con este tipo de reglas políticas se hace posible que el propósito de consolidación de la democracia inicie desde la base, y sean los partidos quienes promuevan una cultura política aversa a la corrupción y el personalismo. Fenómenos estos que van de la mano e impiden el desarrollo de la democracia y el país
*Docente del Departamento de Gobierno y Ciencias Políticas de la Universidad Eafit.
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