Con seguridad le ha pasado, a la hora de tomar un bus o pagar un peaje, que le faltan 100 o 200 pesos. En ese momento, esa pequeña suma de dinero le impedirá hacer uso del servicio que requiere.
Sin embargo, esos mismos pesos dejan de tener valor para muchas personas que, a la hora de entregar la devuelta, se excusan con "qué pena, le quedo debiendo los doscientos".
De manera fresca se quedan con lo ajeno y olvidan que la honestidad se mide no solo en millones, sino en el respeto por el otro y por lo que le pertenece.
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