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“Prefiero ocupar el lugar del pasajero”

El secretario de Movilidad de Medellín, Ómar Hoyos Agudelo, aprendió a manejar a los 40 años. Le gustan las camionetas.

  • "Prefiero ocupar el lugar del pasajero" | Tanto en su carro, como en el vehículo asignado por la Secretaría, los lentes y los celulares son infaltables. FOTOS MANUELA PALACIO
    "Prefiero ocupar el lugar del pasajero" | Tanto en su carro, como en el vehículo asignado por la Secretaría, los lentes y los celulares son infaltables. FOTOS MANUELA PALACIO
12 de abril de 2013
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Muchas veces va en el puesto del acompañante. Es como mejor se siente cuando viaja en un carro. Quizá una costumbre heredada de las diversas funciones que ha desempeñado en la administración pública local, y en las que siempre ha tenido un carro asignado, o bien se desplazaba en los carros oficiales con otros compañeros para cumplir con alguna comisión en un municipio antioqueño.

Por eso, confiesa Ómar Hoyos Agudelo - mientras viaja por esta vez en la parte trasera de la camioneta Ford Explorer, asignada por la Secretaría de Movilidad, para poder atender su encuentro con El Colombiano-, que aprendió a manejar ya adulto.

De hecho, tan solo hace poco más de una década la persona encargada de administrar la movilidad en Medellín, se le midió a conducir su propio carro, aunque no siempre va al volante. "Soy muy buen acompañante, no soy de los que molesto o pongo tenso a quien conduce", cuenta.

Aprendió, como debe ser, en una escuela de conducción. "Luego de las 10 clases me entregaron el pase. Pero yo me sentía tan buñuelo, y le dije al instructor: ya le pagué para que me dieran un pase. Ahora le pago para que me enseñe a manejar bien", y costeó quince clases adicionales.

Como en un sauna
Y mientras afuera del vehículo el tráfico de las cuatro de la tarde en Medellín se desenvuelve sorprendentemente fluido entre el sector de Caribe y la Transversal Inferior, la charla también se orienta en torno a sus primeras experiencias al manejar. Incluso en sus primeras experiencias se atrevía a ir a distintos pueblos para cumplir con sus compromisos de campaña cuando aspiraba a una curul en el Congreso. "Ese fue uno de los motivos que también me obligó a comprar carro, no podía estar en campaña y pagar un chofer que me llevara para todas partes".

Pero la inexperiencia y los nervios pasaban factura en sus primeras manejadas. Se iba solo para que nadie lo molestara, pero eso sí, se subía al carro y sudaba desde que se montaba hasta que se bajaba, cuenta. Pero bisoño y todo no tuvo accidentes graves, solo algunos daños de latas y un retrovisor ajeno víctima de su inexperiencia al reversar.

También multas
Y como cualquier conductor que en estas calles, ni siquiera el actual secretario de Movilidad se ha salvado de cometer una que otra infracción a las normas de tránsito, claro que no recientemente. Hablar por teléfono celular mientras conduce y la falta de memoria para recordar en qué días tenía el pico y placa han sido la causa de las dos o tres infracciones que ha tenido que pagar. "Cuando llegué a la Secretaría me fije y sí, ahí estaba el registro de los pagos".

SUV, las preferidas
Y aunque no son muchos años al volante, o como acompañante viajando en su propio carro, la lista de vehículos con los que Omar Hoyos ha dominado poco a poco ese temor que sentía al manejar es interesante y larga. Él se acomoda mejor sobre la mullida cojinería del vehículo, hecha una mirada a la ruta que eligió su conductor, y rememora. La Ford Explorer fue la primera y hoy una Kia Sorento CDI. Pero entre una y otra son varios los modelos con los que ha acumulado kilómetros: dos Mitsubishi, una pajero y una Hard Top, una Chevrolet Trooper, otra Ford Explorer que le robaron y dos automóviles Mazda: un 626 millenium y un 6.

"Prefiero los camperos y las camionetas, para poder entrar a la finca o ir a los pueblos. Me gusta un carro que sea alto, robusto, y cómodo".

Hoy su mano derecha para elegir el vehículo y para manejar el que ocupa el parqueadero de su residencia es su hijo, lo que se confirma cuando llega con el carro personal a la Cola del Zorro, el sitio elegido para tomar las fotos para este artículo.

"Es calmado para manejar, no es de los que les gusta la velocidad", cuenta John, mientras su papá atiende las sugerencias del fotógrafo. Y lo de la velocidad lo confirma el propio Secretario. Es de rodar calmado, no solo por respeto a las normas de tránsito. También porque está convencido de que es una forma de reducir la mortalidad. "Un choque a 30 kilómetros posiblemente no genere lesiones. Si es a 60 kilómetros ya habrá heridos, y a 80 kilómetros casi siempre deja muertos".

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