El Departamento Nacional de Planeación, DNP, o como coloquialmente se conoce, Planeación, hizo pública la evaluación de la gestión fiscal de los municipios del país con la cual se busca hacer un seguimiento a las finanzas públicas territoriales. Luego de un periodo a finales de la década pasada, en el que municipios y departamentos se desbordaron en endeudamiento y gasto suntuario, hoy muchos de ellos son un muy buen ejemplo de gestión pública eficiente.
Los resultados de este esfuerzo de seguimiento hablan por sí solos: el endeudamiento de los municipios pasó de representar el 2,5 por ciento del PIB en 1998 a sólo el uno por ciento el año anterior. El gasto corriente ha pasado de ser el 1,72 del PIB a poco más del uno; y la inversión, en cambio, pasó del 4 por ciento del PIB a ser el 4,8. Es decir, los municipios deben menos, gastan con más juicio e invierten una porción cada vez mayor de sus ingresos. Luego, sin dudas, el ejemplo lo dan los evaluados a quien los evalúa.
Antioquia tiene unas de cal y otras de arena en este informe. De una parte, un buen grupo de municipios está en la cabeza de la tabla de los mejor manejados. Uno de cada tres de los mejores veinte. Pero igual indicador en los peores, 1 de cada 3 de los últimos 20. A esto se suma que 11 no presentaron la información completa.
Es importante reconocer las fortalezas que tenemos en muchos de los municipios, pero más importante aún es reconocer la difícil situación de viabilidad en que se encuentran muchas de las poblaciones del departamento. Haciendo un balance, salvo los municipios del Valle de Aburrá y del oriente cercano, el panorama es muy delicado en el departamento. Según el informe, 27 de los municipios antioqueños está incumpliendo la Ley 617 de 2000, la proporción más alta de todo el país. ¿Debemos revisar nuestro ordenamiento territorial? ¿Se nos fue la mano con 125 municipios, muchos de los cuales no son viables como entes territoriales?
Para la Gobernación y la Asamblea este es un tema fundamental. Muchas acciones deben ser emprendidas, tanto en la eficiencia del gasto como en la arquitectura administrativa necesaria, para que los pequeños municipios puedan atender eficientemente a sus pobladores. De la mano de las limitaciones en las administraciones de estos entes territoriales están también los muy preocupantes indicadores de pobreza, informalidad, limitaciones en la producción y bajo capital humano y social.
El informe, por lo tanto, nos es muy útil para aprender de lo bueno que se puede y se debe hacer, pero es más importante aún como base de una estrategia que permita resolver un problema que se hace persistente en las evaluaciones que entrega Planeación Nacional. Lo peor de todo es que tenemos imagen de ricos pero realidades de pobres en gran parte del departamento.
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