Tan conocidos que nos resultan William Ospina y Jorge Franco y Laura Restrepo y Fernando Vallejo en nuestro medio y pensar que su obra, en otras latitudes, apenas se está abriendo paso.
Es que no vaya a creer que no es difícil eso de ir plantando su nombre en la mente de personas de otras partes del planeta. Es una labor lenta, denodada, que a veces no alcanza a lograrse en el tiempo de una vida humana.
Hay partes del globo donde no conocen de nuestro país una sola letra; en otras, en las que apenas saben que existe un escritor llamado Gabriel García Márquez, seguramente porque ganó el Nobel de Literatura en 1982.
En Canadá, por ejemplo, según nos cuenta David Santos, columnista de este diario, es así. Habló con varias personas y éstas "confirmaron lo que te dije, que no conocen más que a Gabo. La mayoría de gente lectora conoce a Colombia por García Márquez. De Mutis no conocen nada y de Vallejo han oído hablar y han leído algunas cosas. La virgen de los sicarios es un poco reconocida, pero quizá impulsada por la película".
Sin embargo, dice Santos, "de García Márquez conocen casi toda la obra. Cien años de soledad es un libro que toda librería tiene y expone en un lugar especial. Se considera el gran estandarte de la literatura en español. Casi todos los adultos con quienes hablé lo conocen".
En España, que parece tan cercana, "salvo García Márquez, no conocen ni a la madre que los parió -dice Víctor Sánchez, ilustrador colombiano conocido con el seudónimo Unomás-, mucho menos a Vallejo o Mutis. Este país es de lo más inculto que conozco. Es un mal endémico e histórico. (Manuel) Azaña y otros intelectuales españoles lo advirtieron: (el español es) hispanocéntrico, nuevo rico, y arribista. Aquí se cultiva el castellano más puro para denominar, por ejemplo, bambalinas: ahora dicen backstage".
Van dejando su firma
No obstante, hay escritores que, perseverando, van instalando sus obras por fuera de las fronteras nacionales.
William Ospina siente que su nombre y su obra, lentamente, los van conociendo más. Considera que el reconocimiento "es un fenómeno creciente. Cada vez que viajo a presentar mis obras tengo la percepción de que más personas me conocen".
Pensar que él es uno de los autores colombianos que más se conoce en el exterior.
El Rómulo Gallegos por El país de la canela debe haberle abierto puertas en Latinoamérica, especialmente para esa trilogía que integran, además del mencionado, Ursúay La serpiente sin ojos, sobre temas coloniales.
Y, últimamente, En busca de Bolívar, un ensayo novelado que se vende por toneladas en supermercados, el cual exhiben al lado del pan y la leche y cerca de la caja registradora, le ha abierto puertas o, mejor, mentes de colombianos y extranjeros.
Voceros de Editorial Norma, consultados para este trabajo, creen que "es uno de los libros más vendidos en la historia de la literatura nacional". Y sostienen que tiene mercado en países hispanoamericanos, donde esa empresa tiene presencia.
Otros autores que van dejando huella en el exterior son Laura Restrepo, a quien el espaldarazo que le dio José Saramago por su novela Delirio, premio Alfaguara, ayudó a catapultarla; Jorge Franco, el de Rosario Tijeras, quien a pesar de su buen mercado en Colombia sostiene que todavía "no vivo exclusivamente de mis libros; debo ayudarme con la escritura de libretos y otros asuntos afines a la literatura"; Mario Mendoza, el de Satanás, novela que le valió el premio Biblioteca Breve de Seix Barral.
De los "clásicos" de la literatura colombiana, no se puede olvidar que José María Vargas Vila (Flor de fango) fue muy conocido y más valorado en Venezuela que en Colombia. Y Porfirio Barba Jacob (Canciones y elegías) logró un nicho en México y Guatemala en tiempos lejanos a la globalización.
Y de los poetas contemporáneos, no cabe duda de que Juan Manuel Roca (Biblia de pobres) es el más conocido en Latinoamérica.
Sus premios, entre ellos el Casa de las Américas de Poesía José Lezama Lima, y Casa de América de Poesía Americana, han ido haciendo sonar su nombre aquí y allá.
Por cierto, este escritor antioqueño cree que "un país que tiene entre sus poetas a Giovanni Quessep, Darío Jaramillo y al fallecido José Manuel Arango, es un país que tiene mucho que mostrar".
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