El titular es alarmante. Según él la prensa sería un objetivo militar de las Farc. La fuente es un joven militar, recién liberado, que bañado, afeitado y con uniforme nuevo da sus declaraciones a la prensa, y en su relato incluye el recuerdo del día en que los guerrilleros silenciaron los radios como una forma de censura de unas informaciones que ellos calificaron como malintencionadas e inexactas. Pero silenciar unos radios es sustancialmente distinto de declarar a los medios objetivo militar. Pero el titular sonaba mejor.
El episodio es uno más entre los que se han dado en estos días de confusiones:
Cuando descendieron del helicóptero de la Cruz Roja Internacional los cuatro jóvenes: tres policías y un soldado, fue natural la pregunta: ¿por qué ellos y no otros, el extenuado general Mendieta, por ejemplo?
- Porque no tienen rango y los ases se guardan siempre, dijo un experto en tute.
- Porque así demuestran las Farc que hay prisioneros de guerra que se entregan o no, interpretó un estratega.
- Los entregan porque las Farc están debilitadas, sentenció un militar.
- Muy serio un analista habló del mensaje político de las Farc y un obispo sentenció: "porque es su deber". Cinco lecturas distintas y un solo hecho verdadero.
La confusión crece cuando esas opiniones distintas se dan en una sola persona. Ya casi a medianoche el Presidente decidió que solo autorizaba a la Cruz Roja para la Comisión de rescate; en la mañana del día siguiente la decisión cambió: la senadora Piedad Córdoba, excluida de un manotazo, como antes el presidente Chávez, sí iría. La primera orden obstaculizaba la liberación, la segunda allanaba el camino.
En el aeropuerto de Villavicencio cundió la protesta en la mañana. Según el comisionado Restrepo, por razones de seguridad, la prensa no podría registrar desde la pista la llegada del liberado ex gobernador. Al mediodía aterrizó el avión del director de la Policía, encargado de abrir la plataforma del aeropuerto a la prensa. El desautorizado Comisionado viajó esa tarde a renunciar. ¿Habían desaparecido las razones de seguridad invocadas en la mañana?
Cuando el mundo quedó deslumbrado por la Operación Jaque la prensa no representó peligro, ni el espectáculo mediático tuvo objeción; las liberaciones de esta semana no debían ser show y la prensa debía mantenerse bajo control. Dos posiciones distintas frente a un hecho verdadero: el triunfo de la libertad.
Entre esas confusiones y contradicciones, Jorge Enrique Botero vio, grabó y denunció el sobrevuelo de aviones militares en la zona de entrega, que ponían en peligro la operación; el Gobierno lo negó primero, pero ante las pruebas, confirmó el hecho después. En efecto, el riesgo mayor para la operación había corrido por cuenta del Gobierno.
Hollman Morris llegó por sus medios a la zona de entrega, entrevistó los policías, regresó con sus imágenes, fue retenido y conminado a entregar su material.
Para justificar el abuso, el Ministro de Defensa y el propio Presidente, sin pruebas y exponiéndolo a las amenazas de los fanáticos, lo calificaron como aliado de la guerrilla. Le había pasado antes al director de Amnistía Internacional, a Daniel Coronell, y a los senadores Petro y Pardo.
Repaso estos hechos y concluyo que entre las mentiras, las contradicciones, los juicios apresurados y la voluntad de propaganda que prosperan cuando el poder pretende ser absoluto, la verdad de las cosas se parece a los secuestrados de las Farc, permanece encarcelada.
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