El impacto de la economía norteamericana en el mundo va más allá de su participación en más de una cuarta parte del PIB mundial. Es la principal fuente de reservas de valor y su moneda sigue siendo el referente monetario y el refugio en situaciones de crisis. El solo anuncio de que estaba en recesión desde hace más de 11 meses desencadenó una ola de pesimismo y angustia que hizo caer las bolsas europeas en 10 por ciento y la norteamericana en más del 7 por ciento.
El anuncio fue sorpresivo. Todos los indicadores se venían deteriorando significativamente en las últimas doce semanas y ya se tenía la noticia de crecimiento negativo en el tercer trimestre, pero los analistas esperaban que se mantuviera la aplicación del criterio según el cual la recesión se verifica luego de dos trimestres consecutivos de crecimiento negativo. El comportamiento negativo del consumo y del empleo desde finales del año anterior, unidos a los pésimos indicadores recientes, condujo a que se oficializara lo que era una evidencia en las calles.
El National Bureau of Economic Research, NBER, quien hizo pública su notificación, es una institución con un alto nivel de independencia del gobierno norteamericano y que opera en Cambridge, en inmediaciones del campus de la Universidad de Harvard. A ella se encuentran vinculados en mayor o menor grado y a través de investigaciones que esta entidad financia, los mejores economistas radicados en Estados Unidos. El que se tenga una entidad de alto nivel y con autoridad académica suficiente para establecer "la salud" de la economía, es otra de las fortalezas que tiene la institucionalidad norteamericana. También de eso deberíamos aprender en estas latitudes.
Sin ninguna duda la recesión mundial afectará la economía colombiana, pero está lejos de que los efectos desencadenen una recesión interna. Esta es un espanto ajeno que debemos ponderar adecuadamente. La reducción de exportaciones y la caída de sus precios es un hecho real, pero también lo es la decisión de los países de mantener el libre mercado como uno de los instrumentos para superar la crisis.
Los importantes crecimientos que se han tenido en exportaciones no tradicionales en los últimos años nos indican que tenemos una nueva legión de empresarios que tienen la posibilidad de hacer la diferencia en una situación en donde se requiere de capacidad y decisión. De todas formas el motor del crecimiento de la economía colombiana no ha sido las exportaciones sino la inversión.
Las condiciones externas de crédito pueden afectar la inversión y esto es inevitable en el corto plazo, pero precisamente lo que están haciendo todos los países de la OCDE es activar el crédito. Los gobiernos nacionales o regionales que se decidan a utilizarlo para impulsar obras de infraestructura que reactiven la demanda, tendrán una efectiva palanca para superar la crisis. Antioquia y Medellín deben tomar esto en consideración.
Para Colombia el espanto propio fue el impacto del ciclo de obras públicas y vivienda que se dio desde principios de año, pero ya está siendo superado. Las familias y las empresas deben ser prudentes, pero tener confianza en que las condiciones de la economía colombiana son sólidas. El gobierno por su parte, debe mantener su gasto y potenciar las inversiones privadas vía concesiones. Con inversión, exportaciones y decisión de superar la crisis, salimos adelante.
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