Los medios de comunicación, en especial la TV, han caído, espero de buena fe y no como actores políticos, en el teatro que montó la guerrilla para la liberación con cuentagotas de seres humanos y sus familias, gente que viene sufriendo desde hace muchos años. Se montó un teatro donde no faltó detalle, con un guión cuidadosamente elaborado por los guerrilleros y sus simpatizantes como los periodistas Botero y Morris, de la línea de Chávez. En el espectáculo televisivo no faltó detalle de suspenso, valga mencionar la seriedad y objetividad de Teleantioquia: informó como era su deber, pero no se arrodilló.
La parafernalia reinó en todo momento, desde el famoso turbante de la senadora Córdoba (que le luce pero que podría dejarla calva) hasta las declaraciones de los liberados revelando el síndrome de Estocolmo al máxime y con la verborrea natural de todo liberado. Ojalá en próximas entregas haya más prudencia y mesura y los dejen descansar como mínimo ocho días mientras recuperan la ecuanimidad.
La tragedia y alegría que vivía el país en esos momentos hizo que muchos olvidaran -consciente o inconscientemente- a los verdaderos culpables. La publicidad alrededor de esas liberaciones fue muy bien orquestada: los malos pasaron a ser los buenos y los buenos a ser los malos, todo adobado con técnicas especializadas de la información, con exceso de espectacularidad. Los transgresores con su ego al máximo, suspendían la película por momentos para exacerbar al público y presionar a las autoridades. Muy poca mención de los secuestrados enjaulados, ni de quienes llevan años en ese infierno.
Paralelo a las liberaciones, la nación vivió en vivo y en directo el lanzamiento de la candidatura presidencial de Córdoba. Ella, quien tiene simpatizantes, tanto en los frentes guerrilleros como en grupos políticos legales, aprovechó el momento. Además con el telón de fondo de un Chávez que todo lo puede con su plata. A los otros candidatos les va a quedar muy difícil realizar una campaña con tanta difusión. En el Polo, a Carlos Gaviria, de la línea dura, y a Lucho Garzón, pocas oportunidades les quedan. En el liberalismo: Rodrigo Rivera (persona valiosa), Gómez Méndez, Rafael Pardo y aun el mismo César Gaviria no obtienen tanta pantalla como la senadora mencionada. Nos dieron Piedad al desayuno, al almuerzo y comida. De paso, la gente se pregunta por qué Córdoba dijo que el atentado de Cali fue frente a la sede del Partido Comunista y lo que vimos los televidentes fue una explosión cerca de un organismo oficial. Aunque reconozco que buscar la liberación de cualquier secuestrado es una misión filantrópica, cuando en ello entran intereses políticos, no hay valor.
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