¡Eh, a mí que me lo envuelvan!, como dicen por ahí cuando hay asombro de algún hecho y, en este caso, se puede aplicar literalmente con la Registraduría Nacional del Estado Civil, que ahora nos salió con el cuento de que no podrá seguir adelante con la inscripción de cédulas por falta de plata.
No sólo suena oportunista, dado que estamos ad portas de un proceso electoral en 2010, y la inscripción es un derecho constitucional de quienes quieran votar, sino que la Registraduría no ha podido cumplir con la entrega de los documentos de identidad de las miles de personas que cambiaron la cédula antigua, tal como lo exige la ley.
Ahora resulta que no van a poder votar los que no han inscrito la cédula ni los que no la han recibido porque no se ha expedido el documento. ¿Qué habrá detrás de esta nueva situación?
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