Los ancianos de hoy son las víctimas de la odontología de ayer, más preocupada en la extracción de incisivos, caninos y molares que en encontrar las razones para la mala salud de estos.
Una prueba de ello es que el 65 por ciento de los adultos mayores del país tienen algún tipo de prótesis que les reemplaza los dientes faltantes.
Y de allí, de esas mismas prótesis, surgen los problemas más frecuentes en la dentadura de las personas de la tercera edad.
"El uso de éstas en mal estado termina afectando los tejidos blandos de la boca", dice la odontóloga Paula Natalia Mejía, especialista en odontología geriátrica.
También está la aparición de los hongos asociados a las prótesis o cajas.
¿Por qué? Básicamente porque hacen un mal uso de estos reemplazos. No las retiran nunca de la boca o no les hacen un mantenimiento adecuado, necesario para que, además de ser útiles y funcionales, no se les conviertan en un dolor de cabeza.
Cuidando los dientes
La dentadura, dice la especialista, está para durar toda la vida.
Los dientes no se pierden cuando se envejece y quien lo dude, que busque fotos de fósiles o momias para que lo compruebe.
"Cuando se llega a la tercera edad las enfermedades más comunes son las caries en las raíces y el deterioro de las encías y los huesos", explica la experta.
Esto último genera ya intervenciones más complejas, pues puede que se requiere operar a la personas.
Ahora, se trata en ambos casos de males que se pueden prevenir con mucha antelación. Finalmente, la salud, no solo oral, sino de todo el organismo, es el resultado de cómo nos cuidamos a lo largo de la vida.
En el caso de los dientes el cepillado y el uso de el hilo o seda dental son vitales para conservarlos sanos.
"En la vejez se ve deteriorada la capacidad motriz, así que usar algunos elementos que pueden ayudarles en la higiene oral, como los cepillos eléctricos o interproximales, que sirven para limpiar los espacios amplios que aparecen entre las raíces".
Claro, a eso hay que sumarle una visita periódica al odontólogo. Si antes era, como mínimo, una vez al año, ahora la frecuencia debe ser mayor.
Otra razón para consultar con el especialista es la resequedad en la boca. Si bien se llegó a pensar que era un problema común en la vejez, se ha señalado que se trata de un mal funcionamiento en las glándulas salivales que puede ser ocasionado, incluso por algunos tratamientos odontológicos. Esto puede acarrear dificultades en el momento de comer, tragar, saborear e incluso hablar.
Así que préstele atención a sus dientes desde ya, para que los disfrute toda la vida.
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