Los estudios de neurolingüística, tan en boga hoy en día y aplicables por igual a la enseñanza, al mercadeo, a la psicología e incluso a la política, nos dicen que si le decimos a alguien que no piense en un elefante, lo que hará su mente de inmediato es precisamente eso: pensar en el paquidermo. Igual le está pasando al país con la prematura propuesta de reelegir al Presidente Juan Manuel Santos.
A sólo un año largo de iniciado su mandato, muchos consideramos que, en efecto, no es oportuno hablar de la reelección desde ya. Pero la consecuencia ha sido, inevitablemente, poner el tema en el centro del debate.
Es bien conocida la posición de EL COLOMBIANO sobre la reelección presidencial, planteada desde este mismo espacio, en 2004, cuando se iniciaba el debate para introducir la figura, proscrita en ese entonces por la Constitución de 1991. La tesis es la misma, aunque las condiciones políticas son bien distintas.
En efecto: si la Nación goza de buen gobierno, tiene un proyecto común de progreso económico y social, está dirigida por un liderazgo incuestionable que impulse a todos los ciudadanos hacia metas de interés público, no debe, o mejor dicho, no puede privarse al pueblo de la oportunidad de respaldar en las urnas un nuevo mandato de quien ha cumplido a cabalidad sus obligaciones.
Hace siete años, cuando se comenzó a tramitar en el Congreso la reforma constitucional para permitir la reelección presidencial inmediata, considerábamos -como lo seguimos haciendo- que el probado liderazgo de ese entonces justificaba la reforma. Luego de unos Gobiernos carentes de mando y efectividad, a partir de 2002 se logró, con mucho esfuerzo pero con un ejercicio firme del poder, enderezar el rumbo del país.
Había un proyecto nacional de Seguridad Democrática, que concitó un apoyo casi unánime -con las objeciones y torpedos de la izquierda radical, tanto la política como la armada- cuyos resultados no podrán desestimarse, y menos olvidarse.
En la actualidad, el Presidente Juan Manuel Santos ha logrado obtener un apoyo político sin precedentes, que tiene a Colombia materialmente sin oposición parlamentaria. La idea lanzada de forma apresurada por el Director nominal del Partido Liberal, Rafael Pardo, puede verse también como un reto que se lanza para obligar a muchos a alinearse desde ya con Santos, en perjuicio de su militancia uribista.
El balance de este Gobierno tiene en su haber un robusto paquete legislativo, pero se oyen ya voces muy autorizadas que apuran para que su ejecución comience sin más dilaciones. El solo buen clima político no puede considerarse el cumplimiento cabal de la tarea. Las "locomotoras" esperan su arranque. Mientras tanto, lo más oportuno es remitirse a lo dicho por el propio Presidente en su entrevista al director de El País , de Madrid, en febrero de este año: "Si me pregunta si estoy pensando en la reelección... entonces la respuesta es no. Espero no tener que reelegirme, haber terminado en cuatro años y terminar mi vida mirando hacia el pasado con la suficiente satisfacción".
Pico y Placa Medellín
viernes
0 y 6
0 y 6