AAnthony Mejía le contaron, antes de emprender el viaje de 14 horas, vía terrestre desde Barranquilla hacia Itagüí, que lo esperaba una casa en la que tenía que acostarse a las 10:00 de la noche, que no podía abusar del computador porque 15 personas más lo tenían como el único medio favorable para comunicarse con su familia, y que sus padres no podrían incumplir con la mensualidad de 250 mil pesos si deseaba tener las tres comidas al día.
Al llegar constató que en la residencia de Patricia González sobra el amor y que ella con gusto interpreta el papel de mamá, mientras él y 11 muchachos más tienen que hacer una fila de dos horas para bañarse, ser consciente de que debe lavar su ropa, estar preparado para asear los baños cuando le llegue el turno y vivir convencido de que ningún día le tocará dormir solo.
Por estar entre los 17 y 19 años los paisanos que encontró lejos de casa lo cuidan como si fuera el hermano menor, aunque Anthony tiene que responder "como un grande si deseo triunfar en uno de los equipos de Antioquia, aunque, seño, le reconozco que es duro estar lejos de la familia y recordar que sólo la verás cada diciembre. Pero si quiero ser alguien en el fútbol tengo que aguantar".
Armado de su registro que le acreditaba 13 años de edad, la ficha del colegio que ratificaba que había superado séptimo grado y un maletín en el que sobresalían un par de sandalias tres puntadas, dos jeans y una camiseta con un mensaje en inglés que él no sabe qué dice -coincidencialmente significa antes, muy clave para su vida-, Anthony se instaló hace seis meses en el barrio Santa María La Nueva.
Así como se asombró cuando "mamá Patri me dijo que tocaba compartir la cama y que en la habitación dormiríamos tres o cuatro", igual se puso muy feliz al saber que "de la Costa Atlántica habían llegado otros 11 muchachos tras el mismo sueño de ser futbolistas profesionales".
Esa fue la promesa que también les hizo Fernando Ferrari, el hijo de Patri y entrenador de los samarios Miguel Escorcia, Daniel Villa y de los atlanticenses Carlos Andrés Ortiz, Antonio Meriño, Javier Madiedo, Alejandro Contreras, Breyner Villa, Didier Tapias, Johnnatan Sandoval, José Almenares y Giovanni Escobar.
Hacer parte del Juventud Itagüí (elenco con participación en varias categorías de la Liga Antioqueña) y saber que Carlos y Alejandro empezaron a probarse en el Itagüí Ditaires, Giovanni no pudo quedar este año en Nacional por la demora de la documentación, Javier estuvo el año pasado en Rionegro y que Miguel se gozó el campamento del Milán en tierras paisas, le afianzan las ilusiones a Anthony y le hacen creer que algún día él será el lateral izquierdo titular del Medellín, Nacional, Envigado, Itagüí o Rionegro.
A Anthony Mejía no le preocupa que varios compañeros lleven un año y aún no "coronen", porque se pasa los días entrenando y cuando se encuentra triste, sus 11 "hermanos" de aventura deportiva se encargan de hacerlo sentir como en Barranquilla cocinando un suculento sancocho de pescado o fritando patacones y arepa de huevo en una casa donde sobra el amor.
Pico y Placa Medellín
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3 y 4
