Por allá arriba, en los bloques rojos, estuvieron Alberto Juantorena, Felipe el Tibio Muñoz y Pablo Casañas. Esos nombres de campeones del mundo que le dieron vida al barrio Tricentenario.
Lo que hoy es una grande unidad residencial, ayer fue la Villa Deportiva en la que se alojaron los atletas para los Juegos Centroamericanos y del Caribe de 1978.
Tricentenario nació como un barrio construido para celebrar los 300 años de Medellín, pero por ese tiempo también se venían los Juegos, y mataron dos pájaros de un solo tiro. "Construyeron los bloques de arriba para los deportistas, pero siguieron con muchos más para el barrio", recuerda Wilson Suárez, uno de los primeros habitantes que llegó después de los deportistas, por allá en enero de 1979.
Los primeros 40 bloques, los que ahora lindan con la subestación de energía y más cercanos a la autopista Norte, fueron los que se escogieron para albergar a los 2.605 atletas de 21 países que llegaron de la parte central de América, a pelear por medallas de oro, plata y bronce.
Allá, en apartamentos de tres alcobas, una sala-comedor, un baño y cocina, se albergaron desde el doble medallista de oro olímpico Juantorena, hasta el campeón mundial de natación mexicano Felipe Muñoz, apodado el Tibio.
De la época de Juegos no quedan sino los edificios. Por ningún lado una placa que hable de los nombres de los deportistas que lo habitaron, o un letrero que recuerde a los primeros Juegos que organizó Medellín.
"De los Centroamericanos no quedó nada, ni un solo aviso, como si nunca hubieran pasado por acá", explica María Elena Ortiz, quien llegó en diciembre de 1978, un par de meses después de las justas, a vivir al bloque 9, donde aún mantiene su residencia.
El barrio ha cambiado mucho. Los peladeros, donde antes solo había tierra amarilla, ahora ya están llenos de árboles, con un par de placas polideportivas y una piscina pública. Los habitantes que compraron por 254.000 pesos, ahora pueden vender a más de 70 millones de pesos. La cosa es que ninguno se quiere ir.
Hoy, el Tricentenario cuenta con 90 bloques, 1.080 apartamentos, casi todos de 70 metros cuadrados. Es un barrio en el que residen más de diez mil habitantes, más que el 70 por ciento de los municipios de Antioquia, por lo que el administrador parece más un alcalde. En el Tricen, como lo llaman todos, no hay aroma de Centroamericanos, sí de barrio.
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