Una llamada sirvió para alertar a las autoridades de Hacarí, en Norte de Santander, de la tragedia ocurrida en la vereda Macondo, del vecino municipio de Sardinata.
La casa en la que dormían los 10 habitantes de la familia Sanguino (tres niños y dos adultos) quedó sepultada por un alud que se desprendió debido a la intensidad de las lluvias de la noche del lunes.
Lo más grave, explicó Javier Mejía, jefe de Planeación de Hacarí, es que la zona de la tragedia es de muy difícil acceso y está tan alejada del caso urbano de Sardinata que ellos tuvieron que atender la emergencia.
"Un campesino, al parecer un familiar de las víctimas, se fue a pie hasta la vereda Las Juntas, que queda como a una hora y de ahí llamó a Hacarí", dijo el funcionario.
Su llamada fue recibida por Milciades Pinzón Pinzón, un líder cívico de Hacarí. Le informaron que campesinos de las veredas Cumaná, parte alta, Agua Blanca y Castrillón se trasladaron a la zona para ofrecer la ayuda a los damnificados.
Mejía dijo que poco se sabe de las víctimas porque para llegar a Macondo es necesario hacer un recorrido de dos horas en carro desde Hacarí y desde ahí caminar seis horas hasta llegar a la vereda.
La Gobernación de Norte de Santander realizó un sobrevuelo por la zona del desastre, pero no pudo aterrizar debido a lo escarpado del terreno.
Las autoridades pudieron aterrizar en la vereda Cumaná, parte alta. Allí los campesinos contaron que la vivienda de Félix María Sanguino desapareció y que en ella se encontraban además Zoraida Mora, Uriel Sanguino, Numael Sanguino y Nayib Sanguino.
Según Mejía, los muertos podrían ser desplazados por la violencia, porque en esa vereda se habían establecido algunos desarraigados.
Pico y Placa Medellín
viernes
0 y 6
0 y 6