El boliviano Josmar Flores Pereira, quien se identificó como pastor religioso y que tiene un pasado de drogas y cárcel, provocó este miércoles pánico en México al secuestrar un avión por "una revelación divina" con la amenaza de hacerlo explotar en pleno vuelo si no lo dejaban hablar con el presidente Felipe Calderón.
En un incidente digno de película de Hollywood que mantuvo en vilo al país durante varias horas y tuvo un final tan impredecible como rocambolesco, Flores amenazó a la tripulación de un vuelo entre el balneario caribeño de Cancún y la capital mexicana con hacer estallar una bomba que resultó ser falsa.
Tras la neutralización del secuestrador, ya en tierra, el secretario de Seguridad Pública mexicano, Genaro García Luna, explicó en una rueda de prensa que el incidente se produjo cuando transcurría una hora de las dos y media del vuelo 574, de la compañía Aeroméxico.
Gracias a la actuación de la tripulación del avión, que logró mantener la calma, y de la torre de control, con la que coordinaron las acciones a tomar, los 104 pasajeros de nacionalidades mexicana, francesa y estadounidense que viajaban en el Boeing 737 de Aeroméxico apenas tuvieron conciencia de lo que pasaba mientras volaban.
Aterrizaron de forma aparentemente normal en el Aeropuerto Internacional de Ciudad de México, donde el piloto les alertó por el sistema de radio interno de que se estaba dando una "situación de negociación que escapaba de la aerolínea" y pidió que niños y mujeres se trasladaran a la cola del aparato, según los testigos.
García Luna indicó que este grupo fue el primero en salir de la nave, seguido del resto de los pasajeros y de Flores, al que sometieron tras descender por la escalinata.
Inmediatamente después, agentes de las fuerzas especiales mexicanas ingresaron al avión para sacar a más de media docena de hombres que fueron conducidos esposados a un lugar de la terminal para ser interrogados ante el temor de que tuvieran relación con Flores, lo que no sucedió.
Una de ellas es un diputado del Partido del Trabajo por el estado de Quintana Roo, del que Cancún es capital, de nombre Hernán Villatoro.
"Fueron momentos muy difíciles, de mucha impresión, de mucho susto", indicó al salir de la aeronave a la cadena Televisa Rocío García, una pasajera.