Será presumido y bromista, pero Usain Bolt es un portento que ahora ha demostrado que sabe recuperarse tras un fiasco.
Seis días después de su sonada descalificación por una salida en falso, el "Rayo" de Jamaica logró, finalmente, atrapar una medalla de oro en el Mundial de atletismo al consagrarse en los 200 metros con el cuarto tiempo más rápido de la historia.
"Le he demostrado al mundo que sigo siendo el mejor", proclamó Bolt, tras una arrolladora victoria en la pista azulada del estadio de Daegu.
Antes del pistolazo de salida, Bolt le pasó saliva a sus cejas y dibujó una sonrisa radiante, telegrafiando el mensaje de lo que se aproximaba. Después de cruzar la meta, Bolt dio rienda suelta a su innata capacidad para cautivar al público con sus celebraciones, al extremo que le quitó la cámara a un fotógrafo y se puso a sacar imágenes.
Bolt venía de sufrir el momento más amargo de una trayectoria que ya lo tiene como uno de los grandes mitos del atletismo. Ese fue una inesperada descalificación en la final de los 100, con lo cual se esfumó su ambición de un tercer triplete dorado en las grandes citas.
"Salí a correr fuerte para disculparme con los fanáticos por los 100 metros", afirmó Bolt. "Estuve cerca del récord mundial", indicó Bolt. "No estaba en mi mejor forma, así que no esperaba un récord mundial. Venir acá y lograr 19.4 es un logro maravilloso".
Bolt fue la estrella de la noche, pero la australiana Sally Pearson fue imperial al proclamarse campeona de los 100 con vallas.
La marca de 12.28 segundos constituyó un récord de los mundiales, es la cuarta mejor de la historia y la más rápida desde 1992.
Kenia consiguió su quinto doblete gracias a Asbel Kiprob y Silas Kiplagat en los 1.500 metros. La sorpresa fue la victoria de la rusa Anna Chicherova en salto alto y Rusia barrió en marcha, con la victoria de Sergey Bakulin, en 50 kilómetros. Valeriy Borchin y Olga Kaniskina habían ganado los 20 kilómetros.
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