Nos contaba en una memorable ocasión el doctor Guillermo León Escobar, ex embajador ante la Santa Sede y hombre cercano a Juan Pablo II, de la entrañable amistad entre el Santo Padre y la Madre Teresa de Calcuta.
Relación que venía de mucho tiempo atrás cuando el Papa, era Cardenal y que siempre se mantuvo viva.
Juan Pablo I, notó que la Madre Teresa no había asistido a ningún acto después de iniciar su Pontificado y pidió que la invitaran a un almuerzo. Dos cosas pasaron en ese encuentro, la Madre Teresa llevó una coquita y en ella iba echando un poquito de lo que servían. Cuando el Santo Padre le preguntó qué pasaba ella le respondió que todas sus hermanas querían saber qué comía el Papa y ella les llevaría parte del almuerzo.
Luego su Santidad le ofreció un regalo para la comunidad. La religiosa, con una sonrisa socarrona le agradeció: "Santidad ... soy yo la que quiero hacerle un regalo al Vaticano, deseo regalarle algo que el Vaticano no tiene".
Sorprendido Juan Pablo II, indagó qué le hacía falta al Vaticano. Ella, francota como era, le dijo: "quiero regalarle pobres, Santísimo Padre" déme una casa aquí para atender a los pobres de Roma". Y su Santidad le dio la casa, en la cual hoy la comunidad de la Madre Teresa atiende a los pobres de Roma.
Traigo esta anécdota a colación ahora cuando Medellín se prepara para recibir a representantes de 48 países para la Asamblea del BID. Es un evento importante y no podemos perder la oportunidad de mostrarnos ante el mundo.
Ya hay beneficios. Tenemos más de 2.000 hombres de la fuerza pública, de la policía, de los organismos secretos cuidando la ciudad.
Están sembrando jardines, cortando el césped, limpiando las barandas de los puentes, barriendo el Centro, es decir, poniendo la ciudad muy coqueta y presentable.
Todo eso está bien. Vale la pena que se lleven una buena imagen de Medellín. Tengo la absoluta certeza de que lo que no olvidarán nunca es la calidad humana de nuestra gente.
Eso sí está probado y no necesita maquillaje. Somos amables y buenos anfitriones. Nos verán trabajar de sol a sol y descubrirán en la mirada y la franqueza de la sonrisa paisa que somos gente buena.
Sentirán la gratitud por una institución que mucho le ha servido a la región, especialmente a través de EPM.
Pero tendrá que saber también de nuestros problemas. No hemos resuelto la pobreza de muchas de nuestras familias. El desempleo crece y también se nos recrudece la inseguridad. Somos una ciudad como cualquier otra del mundo. Luces, muchas luces nos iluminan, pero también hay sombras. No tratemos de disimularlas, al contrario, requerimos de los empréstitos del BID para que los grandes proyectos nos ayuden a superar los problemas.
Ah... y una cosa. Que no se les vaya a ocurrir a nuestros autoridades esconder o mandar a nuestros mendigos y a nuestros pobres para otras partes. Ellos son parte nuestra y como la Madre Teresa lo que debemos hacer es hacerle un regalo al BID: los pobres de nuestra ciudad.
Pico y Placa Medellín
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