Alrededor de 300 mil habitantes en nueve condados del estado de Virginia Occidental en Estados Unidos viven este sábado 11 de enero su tercer día sin poder beber, bañarse o cocinar con agua del grifo debido a un vertido químico en el río Elk.
Por el momento las autoridades tratan de distribuir agua embotellada e instan a mantener la calma, mientras que el Departamento de Seguridad Nacional envió en la noche del viernes 10 de enero cargamentos de agua embotellada a 16 centros de distribución a los alrededores de Charleston, la capital del estado, en donde los afectados podrán comenzar a recogerla.
El vertido se detectó el pasado jueves 9 de enero y procede de una fábrica de tratamiento de carbón que se encuentra junto al río Elk a su paso por Charleston, y pertenece a la empresa Freedom Industries.
El agua del río, cargada con el químico denominado 4-Methylcyclohexane Methanol, contaminó una central de suministro de agua, lo que ha obligado a escuelas, tribunales, restaurantes, hoteles y otros negocios a cerrar sus puertas y ha agotado las reservas de agua embotellada en los supermercados.
El gobernador del estado, Earl Ray Tomblin, reconoció el viernes por la noche que la situación en los nueve condados donde se ha prohibido beber o bañarse con agua del grifo es bastante mala, pese a que las últimas pruebas demuestran que el nivel de contaminación ha disminuido en las últimas horas.
"El nivel de químicos en el agua está bajando, pero no estamos seguros de cuánto tiempo tendrá que pasar hasta que sea aceptable levantar la prohibición de beberla", indicó Tomblin.
El gobernador declaró el estado de emergencia por el vertido el jueves, poco después de que algunos vecinos de la zona comentaran en la redes sociales que las cañerías olían de una manera sospechosa, similar al regaliz.
Los servicios de urgencias recibieron alrededor de mil llamadas telefónicas en cuestión de horas después de declararse el estado de emergencia, si bien en muchos casos los pacientes no tenían síntomas y acudieron al hospital simplemente motivados por el pánico.
El presidente de la empresa responsable del vertido, Gary Southern, aseguró el viernes por la tarde que, según sus cálculos, se han vertido alrededor de 5 mil galones del agente químico de un contenedor con capacidad para 35 mil galones.
"Este incidente es extremadamente desafortunado", dijo Southern en una conferencia de prensa. "Creemos que hemos mitigado los riesgos de que haya más vertido de material en estas instalaciones", agregó.
En cambio, Jeff McIntyre, el presidente de la central de agua contaminada West Virginia American Water, aseguró el viernes que, si bien no se sabe a ciencia cierta si el agua está en mal estado, tampoco puede decirse que pueda beberse.
La oficina del fiscal federal del estado, Booth Goodwin, afirmó que ha lanzado una investigación sobre el vertido químico.