El cólera, una infección diarreica que de no tratarse provoca la muerte, dejó sin vida a 656 yemeníes en menos de cinco meses. Esta epidemia es producto de un conflicto de dos años que destruyó su infraestructura sanitaria, 82.307 ciudadanos han tenido que beber agua de río, ingerir alimentos contaminados o convivir con personas infectadas en hacinados campamentos para desplazados. Todos están en riesgo de morir y de propagar la enfermedad. Según la OMS, podrían ser 300.000.
La velocidad con que se extiende en la población es tal, que la epidemia excedió la capacidad de respuesta de la ONU y el organismo pidió 55 millones de dólares para aplicar tratamientos (vacunas e hidratación) en los próximos seis meses.
Si bien el cólera está asociado a problemas sanitarios, como falta de agua potable e inadecuada disposición de excretas, los conflictos armados son el caldo de cultivo para que epidemias como esta se expandan.
Según detalla Laurie Garret, experta en salud global del Consejo de Relaciones Exteriores (CFR), un centro de análisis en Estados Unidos, el enfrentamiento entre musulmanes chiítas y sunitas por tomar el poder, que comenzó en 2015 y en el que han intervenido Irán y varios países del Golfo Pérsico, debilitó el sistema sanitario y las importaciones de medicamentos en ese país.
De acuerdo con Iván Darío Vélez, director del Programa de Estudio y Control de Enfermedades Tropicales (Pecet), ese conflicto en particular desencadenó una ola de desplazamientos (2,4 millones) que obligó a muchos a dejar sus hogares y a trasladarse a lugares donde no hay servicios básicos ni hospitales. A su vez, los bombardeos entre las partes destruyeron buena parte de los puntos de salud (ver infografía), y la capacidad de los que quedaron se vio menguada por la escasez de profesionales.
Para Garret, además, pesa el hecho de que aunque existan dos vacunas contra el cólera, las reservas son insuficientes e impidieron frenar la epidemia de Yemen con antelación. Muestra de ello es lo sucedido en Zimbabwe (sur de África), donde entre 2008 y 2009 hubo 98.351 casos de cólera, pero si la vacunación se hubiera hecho cuatro meses después del primer caso, se habrían evitado más de 70 mil casos y casi 3.000 muertes.