Donald Trump, presidente de Estados Unidos, no pasa sus mejores días en la Casa Blanca. Primero, su exjefe de campaña Paul Manafort fue declarado culpable por un jurado del estado de Virginia del Este por ocho delitos, entre los que destacan fraude fiscal, fraude bancario, y omisión de declaración de cuentas en el extranjero. Segundo, uno de sus exabogados personales, Michael Cohen, aceptó otros cargos ante una corte federal de Manhattan, a cambio de la colaborar con la justicia por delitos similares. Estas acusaciones pueden afectar la imagen de los republicanos para las elecciones al Congreso, que se realizarán en noviembre.
Los señalamientos apuntan a su campaña a la presidencia de 2016. Mientras Manafort es acusado de estar vinculado con una presunta trama rusa que hubo durante los comicios presidenciales de ese año, Cohen aceptó haber pagado a dos mujeres, quienes son examantes de Trump, para que guardaran silencio sobre las relaciones extramatrimoniales del ahora presidente durante esta misma campaña. Todo para favorecer la imagen del entonces candidato republicano.
Pero no es la primera vez que su campaña está en entredicho. Es clave recordar que, desde noviembre de 2016, cuando Barack Obama estaba en la Casa Blanca, su administración acusó a Vladimir Putin de estar detrás de ataques informáticos de Rusia a Estados Unidos. En ese mes, tanto el FBI como la CIA coincidieron con investigaciones que señalaban que Rusia interfirió las elecciones para favorecer a Donald Trump. Ese es el escándalo que se conoce como la trama rusa.
La situación para Trump comenzó a agudizarse a mediados de julio durante la cumbre que sostuvo con el líder ruso, todo porque en la rueda de prensa final puso en duda la investigación de la CIA sobre la trama rusa y aseguró que confiaba en el testimonio de Putin. Pero con dos exintegrantes de su equipo de gobierno bajo la mira de la justicia, uno de ellos dispuesto a hablar, el panorama cambia.
Un posible juicio político
Si se comprueba que Trump tenía conocimiento de los delitos que implican a Cohen y a Manafort, el presidente podría estar ad portas de un “impeachment”. Esto, es una figura de juicio político que puede impulsar el Congreso para una eventual destitución del mandatario, en este caso, por estar involucrado en delitos electorales durante su campaña a la Casa Blanca.
Pero hablar de una posible destitución es apresurado. “Si lo que buscan es afectar su reelección es muy temprano para hacerlo. No veo realmente que Trump vaya a salir por el impeachment”, comenta Carlos Arévalo, profesor de derecho internacional de la Universidad de la Sabana. Entonces, hasta el momento, no se puede pensar en que el escándalo representaría su fin. Especialmente, porque el organismo encargado de pedir un juicio político es el Congreso y las dos cámaras de este son de mayoría republicana.
Lo que está en juego es la reputación de su partido para las elecciones de Senado y Cámara de Representantes de Estados Unidos, que se realizarán el martes 6 de noviembre. Dependiendo del partido (republicano o demócrata) que consiga la mayoría de escaños en estas votaciones y según cómo avance el caso durante los próximos meses, se definiría el futuro de Trump.
Noviembre y el Congreso
“Este es el momento en el que la continuidad de la Presidencia se pone en cuestión. El que decide es el Congreso y por eso depende de quiénes lo controlen”, explica David Castrillón, profesor de relaciones internacionales de la Universidad Externado. Todo esto estaría en manos de quién llegue al Congreso en noviembre. Si el legislativo queda con mayoría demócrata, es probable que se interesen en iniciar un juicio político.
Pero hay quienes consideran que un juicio a Trump, más que condenar las presuntas irregularidades en la campaña a la presidencia, impulsaría su reelección. Entre ellos, Barry Bennett, exasesor de su campaña, quien aseguró que “si los demócratas se toman la Cámara, Trump ganará a lo grande”. Incluso, el diario The Washington Post se refirió a esta posibilidad.
¿Conviene un juicio?
“Que se haga un juicio para suprimir a Trump no es lo más probable. Como él dice, si lo sacan del gobierno se vendría una contracción en la economía”, afirma el profesor de la Universidad de Antioquia y Ph.D en Sociología, Erick Pernett García. Para este experto internacional, el análisis se ha hecho sobre la personalidad del presidente, pero es necesario mirar su importancia como representante de una fracción del capital norteamericano que ve la necesidad de enfrentar una crisis general para todo el sistema capitalista. Y es que, en cierta medida, sus políticas económicas sí han funcionado para su país.
Por esto asegura que “el juicio vendrá después, cuando termine la presidencia, sino es que lo reeligen, porque esa es otra posibilidad, pero no se sabe si la situación va a aguantar hasta allá”.
Entonces, el escándalo de las irregularidades en su campaña presidencial solo vería una posible solución a partir de noviembre, después de las elecciones al Congreso, pero un eventual juicio en su contra afectaría la economía de Estados Unidos .