Más popular que cualquiera de los Castro entre los cubanos, de acuerdo a sondeos (80% de favorabilidad, según The Washington Post), es el “Papa del pueblo”, Francisco, el influyente Pontífice que medió para que la isla celebrara entera el 17 de diciembre de 2014. Esto tras el anuncio del presidente estadounidense Barack Obama de que el otro muro de la Guerra Fría, el del Caribe y el del bloqueo, empezaría gradualmente a derrumbarse.
Por eso fue casi una tarea nacional, no solo de Raúl Castro, acudir al encuentro del Papa en Roma y expresarle el “agradecimiento” de los cubanos por su rol en el histórico proceso. “Es la visita más importante de toda mi vida. De verdad”, dijo un emocionado mandatario de la isla.
La reunión duró 55 minutos, la más larga que ha tenido en su pontificado Francisco. El desembargo no es todavía una realidad y su tarea para dar fin a una historia de más de medio siglo de rencores entre dos países debe seguir en curso. En ella, tal como dijo a los medios el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, Castro presentó al Pontífice “los sentimientos del pueblo cubano en la espera y la preparación de su próxima visita a la isla en septiembre”.
Le llevó a su vez varios regalos. El primero un cuadro de grandes dimensiones del artista cubano Alexis Leyva Machado, que representa una gran cruz hecha con varios barcos y un niño que reza ante ella. Leyva le explicó durante la audiencia que su cuadro se llama “milagro” y que retrata la tragedia que sufren millares de personas que intentan llegar a Europa desde el Norte de África.
Castro también regaló al Papa una medalla de plata que conmemora el 200 aniversario de la Catedral de La Habana, y “de la que solo existen 25 ejemplares”.
Por su parte, el Pontífice le regaló al presidente cubano un medallón de San Martín de Tours, patrón de Buenos Aires. “Mire, es cuando se quita la capa y se la da a un pobre. Es una intuición de lo que tenemos que hacer. Cubrir la miseria de nuestra gente y promover esto”, le dijo a Castro, según trascendió en un comunicado de la Santa Sede.
Tras la reunión, el mandatario de la isla manifestó su admiración y respeto por el Papa. “Leo todos sus discursos y si continúa hablando así volveré a rezar y regresaré a la Iglesia, y no lo digo en broma. Cuando el Pontífice llegue a Cuba en septiembre, prometí ir a todas sus misas y estaré encantado de hacerlo”, aseguró Castro.
Por último afirmó que está “impresionado por la sabiduría, la modestia y todas las virtudes” del Papa que tuvo una importante “contribución al acercamiento entre Cuba y Estados Unidos”.