Desde el fin de la Guerra Fría el mundo no comercializaba armas a los volúmenes en que lo hace en la actualidad. De hecho, en los últimos cuatro años, la compra y venta aumentó en un 8,4 %, según concluyó un grupo de expertos del Instituto Internacional de Investigación sobre Paz de Estocolmo (Sipri, por sus siglas en inglés).
A Nan Tian, uno de ellos, especializado en armas y gasto militar, lo que más le llama la atención es que el incremento fue particularmente grande en Oriente Medio. Esa región aumentó sus importaciones en un 86 % entre 2012 y 2016, coincidiendo con el recrudecimiento de conflictos en Siria, Irak y Yemen.
Arabia Saudí, por ejemplo, fue el segundo mayor importador de armas, con un crecimiento del 212 % en comparación con las compras del periodo 2007-2011. Mientras tanto, las importaciones de Qatar aumentaron un 245 %.
“En los últimos cinco años, la mayoría de estados de Oriente Medio se han dirigido en primer lugar a los Estados Unidos y a Europa en su búsqueda acelerada de capacidades militares avanzadas”, comenta Tian, y agrega que a pesar del bajo precio del petróleo, los países de la región continuaron encargando más armas durante 2016, al considerarlas herramientas cruciales para dirimir los conflictos y las tensiones regionales.
Lo otro que revela el informe es un “impresionante” crecimiento en la adquisición de armas en el sudeste asiático y Oceanía, regiones que suman el 43 % de las importaciones globales de armas en el mundo. De hecho, India se convirtió en el mayor importador, con compras mayores a las de sus rivales China y Paquistán (ver infografía), mientras Vietnam pasó de ser el exportador número 29 del mundo en 2011 al número 10 en la actualidad.
Para Tian, la alta demanda de armas en esas zonas se explica por las tensiones entre los distintos países con reclamaciones marítimas en el Mar Meridional de China. “Esto se ve en los tipos de armas que se están comprando, como fragatas, submarinos, barcos de apoyo, misiles anti-buque, etc”. Y lo mismo puede decirse de Oceanía, donde la mayor parte de la cuota corresponde a Australia y las importaciones tienen como objetivo dar al país más capacidad para operar más lejos de la costa.
Sobre los casos de India y Vietnam, Siemon Wezeman, otro de los investigadores del Sipri, argumenta que, en ambos casos, los países no tienen una industria armamentística establecida y, por lo tanto, la mayoría de las armas tienen que ser adquiridas de los países exportadores.
A lo anterior se suma la tensión regional de India con Pakistán y la ausencia de un instrumento regional para el control de las armas, que hace que estas naciones continúen expandiendo sus arsenales
ilimitadamente.