“Realmente podríamos decir que es una tendencia ya prácticamente definitiva, estamos llegando al 90%” del conteo de votos, dijo el magistrado del TSE Gabriel Aguilera la madrugada del lunes, nueve horas después del fin de la votación, cuando Torres obtenía 15,12% de los sufragios y Arévalo el 12,20%.
El ganador de los comicios del 20 de agosto reemplazará al presidente derechista Alejandro Giammattei, quien llega al fin de su mandato con un 76% de desaprobación, según la firma ProDatos.
Los guatemaltecos votaron sin grandes ilusiones de superar la pobreza, violencia y corrupción que golpean al país para escoger a su próximo presidente entre 22 candidatos, tras una campaña marcada por la exclusión de candidatos y la persecución a la prensa.
Casi 3.500 centros de votación funcionaron durante la jornada del domingo para recibir los sufragios de unos 9,4 millones de ciudadanos habilitados, pero la participación bordeó apenas el 60%, según el TSE.
Hubo una alta cifra de votos nulos (17,41%), cuatro veces más que en 2019, y blancos (6,98%), reflejo del desinterés y desconfianza en el proceso electoral. El voto es voluntario en Guatemala y está prohibida la reelección.
Sandra Torres es la exesposa del fallecido presidente socialdemócrata Álvaro Colom (2008-2012), quien respaldó a la CICIG, un ente avalado por la ONU que operaba como fiscalía paralela y destapó sonados casos de corrupción, entre 2007 y 2019. “Ya no más papá gobierno, ahora Guatemala va a tener mamá gobierno”, asegura Torres, quien nació el 5 de octubre de 1955 en el municipio norteño de Melchor de Mencos.
Licenciada en Comunicación y empresaria textil, en 2002 se divorció de su primer esposo, con quien tuvo cuatro hijos, antes de involucrarse en política. Se enroló en la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), partido de centroizquierda que llevó a Colom al poder y que ella dirige ahora. “Recuérdense que las mujeres somos buenas administradoras. Estiramos el dinero para que alcance en el hogar y yo lo voy a estirar para que alcance en el gobierno”, dice la exprimera dama, de 67 años.
En 2003 se casó con Colom, de quien se divorció en 2011 para poder competir por la Presidencia y no infringir la normativa constitucional que impide que familiares cercanos a los mandatarios en ejercicio sean candidatos, pero la Justicia rechazó su candidatura.
Estuvo detenida en 2019 por supuesto financiamiento irregular en la UNE, pero el caso fue cerrado en 2022. Torres perdió los balotajes ante Jimmy Morales en 2015 y ante el actual mandatario Alejandro Giammattei en 2019. Sin embargo, se mostró segura de derrotar a cualquier rival en esta segunda vuelta. “Con quien sea vamos a ganar”, declaró la exprimera dama el domingo en la noche.
Un gran desafío para ella es su “antivoto”, que llega al 41,4% de los electores, según un sondeo del diario Prensa Libre.
Por otro lado, el sociólogo y diputado Bernardo Arévalo, quien dio la sorpresa en la primera vuelta, es hijo del presidente Juan José Arévalo (1945-1951), quien dejó huella en el país. Sobre sus espaldas recae el legado de su padre, quien se convirtió en el primer presidente democrático después de décadas dictatoriales y poner fin a los 13 años del caudillo Jorge Ubico, un admirador de Hitler que sometió a trabajo forzado a los indígenas mayas.
Nació en Montevideo, Uruguay, en 1958 debido al exilio de su padre en Sudamérica y Francia luego que fuera derrocado Jacobo Árbenz en 1954 por una invasión fraguada por Estados Unidos. Árbenz fue el heredero del gobierno progresista de Arévalo, pues en esa década se creó el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social, se dio autonomía a la estatal Universidad de San Carlos y a las municipalidades y se permitió el voto a las mujeres y analfabetos.
Además, en esos dos lustros se construyó un puerto en el Caribe y otro en el Pacífico, también una carretera para unir la capital con el Atlántico y competir con el ferrocarril de la poderosa United Fruit Company, que junto con una reforma agraria que afectaba a la empresa estadounidense, fueron los detonantes para truncar las reformas.
Bernardo Arévalo, de 64 años, vivió principalmente en Francia y México y llegó a Guatemala a los 15 años. Fue vicecanciller en 1994-1995 y embajador en España entre 1995 y 1996, durante el gobierno de fallecido presidente Ramiro de León Carpio.
Durante la campaña electoral, como candidato del movimiento Semilla, prometió seguir los pasos de su padre para mejorar la educación, reducir la violencia y la pobreza que afecta al 59% de los 17,6 millones de guatemaltecos.
Arévalo, que compite por primera vez a la presidencia, ha dicho que no legalizará el aborto libre -la legislación actual lo permite solo cuando está en peligro la vida de la mujer- y tampoco el matrimonio igualitario, pero no permitirá la discriminación ni estigmatización por género ni religión. Al no figurar entre los candidatos favoritos, los sondeos no midieron el antivoto a Arévalo.