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Militares: la ficha que Guaidó y Maduro necesitan

Mientras el oficialismo pasa sus días en los cuarteles, tres altos mandos han desconocido a Nicolás Maduro como presidente.

  • Nicolás Maduro acompañado de Ejército Nacional Bolivariano en ejercicios militares la semana pasada. FOTO Reuters
    Nicolás Maduro acompañado de Ejército Nacional Bolivariano en ejercicios militares la semana pasada. FOTO Reuters
Militares: la ficha que Guaidó y Maduro necesitan
11 de febrero de 2019
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Nicolás Maduro, presidente de facto de Venezuela, no es precisamente un comandante como lo fue su antecesor y padrino político Hugo Chávez. De hecho, su falta de carrera en los cuarteles hace que a él le falte lo que Chávez nunca dejó a un lado: su esencia de soldado. Sin embargo, en un intento desesperado por mejorar su imagen y mostrarse como un mandatario amigo de los uniformados –que asegura contar con el apoyo de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB)– ahora pasa sus días recorriendo los cuarteles.

Al verlo regordete, haciendo descoordinado ejercicios militares, vestido con una gorra con la bandera y camisa roja (el color de la revolución), empuñando un micrófono y rodeado de soldados uniformados de verde militar, gorras o boinas rojas como las que usó Chávez aquel 4 de febrero de 1992, cuando dio un golpe de Estado fallido, pareciera que Maduro está en una campaña electoral. Pero, ¿qué hace el supuesto presidente intentando legitimarse ante las FANB?

Del otro lado, el presidente interino Juan Guaidó quien tomó posesión ante la Asamblea Nacional y el pueblo para liderar la transición de salida de un régimen dictatorial– mantiene su llamado a que las Fuerzas Armadas se unan a la Ley de Amnistía y se subleven. Este líder de Voluntad Popular protagoniza la misma escena, pero con un discurso diferente. “También soy uno de ustedes”, les ha dicho, recordando que sus abuelos fueron soldados: uno de la Guardia Nacional y otro de la Marina.

El país terminó en un escenario donde dos personas que se referencian a sí mismos como presidentes intentan sumar adeptos dentro de los cuarteles de las Fuerzas Armadas. Y es que estas se convirtieron en la única pieza que le falta a Guaidó para hacer efectivas sus funciones de presidente y en el componente que mantiene a Maduro en el Palacio de Miraflores.

Con un revés militar, el heredero del chavismo caería y el diputado de 35 años ascendería a ser –no solo el mandatario en ejercicio– sino el hombre que cortó la estirpe que dejó el fallecido Chávez.

“En momentos de crisis se considera que es vital el respaldo de los militares. Algunos de los regímenes más controvertidos en el último tiempo se han sostenido por no perder este apoyo, como Siria y Venezuela”, explica Mauricio Jaramillo Jassir, docente de la Facultad de Relaciones Internacionales de la Universidad del Rosario. El apoyo de las FANB es lo que legitima a una persona como presidente; su revés, significa una pérdida total de los poderes, más teniendo en cuenta que el jefe de Estado también goza del cargo de comandante en jefe de estas.

Ese apoyo toma mayor importancia teniendo en cuenta el contexto venezolano: Chávez era un teniente coronel retirado y desde el comienzo de la Revolución Bolivariana los militares han desempeñado un papel importante en su gobierno. La pregunta es: ¿a quién harán caso? ¿Al sucesor de su líder o al hombre que promete llevar al país lo que está faltando: alimentos, medicinas, elecciones transparentes y una economía estable?

Aunque Guaidó usa estos motivos para llamar a su causa a los uniformados, dentro de los cuarteles también hay razones para seguir junto al régimen.

Así están los militares hoy

Desde finales de enero, Maduro acumula una sublevación por semana. Hasta ahora, tres altos militares activos lo han desconocido como presidente, todos a través de videos difundidos en redes sociales.

Primero, el agregado militar en Washington, José Luis Silva, el 26 de enero. Le siguió el 4 de febrero el general de aviación Francisco Yánez, el de mayor rango hasta ahora en rebelarse. El último caso, este sábado, fue el del coronel Rubén Alberto Paz.

Desde una ubicación desconocida, el uniformado pidió a sus compañeros de armas que dejen entrar las ayudas humanitarias que permanecen en la frontera (ver Informe). Además, coincidió con Yánez en afirmar que “el 90 % de las Fuerzas Armadas estamos en descontento, estamos siendo utilizados para mantenerlos a ellos en el poder”.

Pese a estas rebeliones puntuales, el grueso de los cuarteles permanece del lado del oficialismo. Las razones, según fuentes consultadas por EL COLOMBIANO, son principalmente tres: las prebendas que reciben los militares de parte del gobierno, la vigilancia y los expedientes de corrupción que hay sobre algunos de ellos. Así lo explicaron dos generales (r) y un familiar de un militar, quienes pidieron guardar su identidad por motivos de seguridad.

Maduro les da mercados, ha aumentado sus salarios –por ejemplo, en junio de 2018 indicó un “sustancial” incremento en el sueldo– y favores que van desde ascensos dentro de las FANB hasta cargos en cuestiones que no hacen parte de la labor para la que fueron entrenados. Sin embargo, “la gran mayoría de los profesionales activos de las tropas padecen las mismas penurias que sufre el resto de la población venezolana, eso no cambia en nada. Los militares no viven en una Venezuela paralela”, indicó el familiar de un general (r).

Esa afirmación se sustenta en los datos de la Organización Control Ciudadano, que estima que del total de los uniformados, solo el 3 % tiene acceso a recursos económicos; el resto, está viviendo en las mismas condiciones de escasez de la población. En las páginas del Ministerio de Defensa de Venezuela es difícil acceder a las estadísticas de las FANB. El portal indica que en el país hay entre 95 mil y 150 mil personas en servicio (ver gráfico), pero no específica cuántas en cada componente de las FANB (ver recuadro) y menos las condiciones salariales.

En condiciones de escasez, se esperaría una sublevación, pero no es tan fácil: los militares están vigilados. “En el Palacio de Miraflores tienen un centro de inteligencia donde operan y llega información de todas partes del país. Es una sala situacional de inteligencia. Ahora están angustiados porque saben lo que está pasando, hay personas que no están de acuerdo”, señaló un general (r). No es cualquier tipo de vigilancia: es un centro de inteligencia cubano.

Ante un caso de rebelión, entonces, las autoridades del régimen actúan. No en vano, entre 2018 y 2019, se han presentado 180 casos de militares privados de su libertad, según Control Ciudadano y la ONG Foro Penal (que lleva los registros de presos políticos del país) estimó que para comienzos de febrero de este año 82 de los 966 detenidos por cuestiones políticas eran militares.

El otro antecedente, es el asesinato en enero de 2018 del policía Óscar Pérez, quien meses antes había protagonizado un ataque con granadas al Tribunal Supremo de Justicia. Pérez y sus aliados difundieron sus últimos minutos en redes sociales y aseguraron que estaban siendo atacados a pesar de haberse rendido. En un ataque desproporcionado, con helicópteros y misiles, murieron Pérez y sus acompañantes, en estado de total indefensión.

Sumado a esto, los milicianos dudan de la fidelidad de los opositores ante una eventual sublevación masiva debido a que en el golpe de Estado que sufrió Chávez el 11 de abril de 2002, a manos de Pedro Carmona, los soldados que se rebelaron fueron perseguidos por el oficialismo, mientras que la oposición les dio la espada. Entonces, las prebendas, la vigilancia y el temor a una traición explican el por qué ese revés se ha demorado. Hay un punto más: la politización de los cuarteles y la mala gestión de los recursos públicos.

Corrupción, la sombra

Otro general (r) consultado para este artículo señaló que después de 2002 Chávez entendió que su único enemigo para un cambio de gobierno eran los militares. Desde finales de los 70 y principios de los 80 en Venezuela ya había una casta militar y el fallecido presidente “comenzó a purgarla y a eliminar la Fuerza Armada, sacar oficiales, cambiar la forma de lograr méritos, colocar oficiales dentro de cargos políticos, corromperla. Al hacerlo, la transforma en una corporación criminal”. También la politizó al darles el derecho al voto.

Indicó, además, que desde el Plan Bolívar 2000 (que tuvo la misión de involucrar a 40 mil soldados en labores sociales) ha habido un manejo indiscriminado de recursos. Vladimir Padrino López, el ministro de Defensa de Maduro, es la muestra de cómo esta práctica se acentuó en estos 20 años del chavismo. Él, un hombre de formación militar, tiene a su cargo la Gran Misión de Abastecimiento Ciudadano, es decir, una labor social. Los dos generales (r) también aseguraron que dentro del sistema de ascensos uniformados con rangos medios (capitanes o mayores) terminaron en cargos superiores a los que ocupaban sus generales.

La corrupción ha estado en todas partes. El presidente de la Comisión de Seguridad y Defensa de la Asamblea Nacional, Eliezer Sirit, indicó a la Agencia Efe que hay un grupo de militares que ha sido cómplice de este delito en los gobiernos chavistas. Como Sirit, los dos generales (r) aseguraron que ambos regímenes permitieron a los uniformados beneficiarse con el dinero público y, ante cualquier desobediencia, los amenazaban con revelar su expediente.

Además, se estima que hay 2 mil personas con el rango de “general” según explicó el investigador del Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario, Ronal Rodríguez. Hay otro asunto que oscila entre la corrupción y los cuestionables ascensos del chavismo. A Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA) la preside un general de la Guardia Nacional y a la estatal minera Camimpeg un general del Ejército. Hay más de 42 empresas del sector alimenticio que están bajo la supervisión del Ministerio de la Defensa, según indicó Transparencia Venezuela a Efe y, de acuerdo con Control Ciudadano, para octubre de 2017 el 30,43 % de las gobernaciones de Venezuela estaban bajo el control de un miembro retirado de la FANB.

Todo este panorama no significa que el revés militar sea un imposible, por el contrario, las fuentes consultadas para este artículo indicaron que va a suceder. ¿Cuándo? “En el momento en que todo esté calmado y menos lo esperen”

Infográfico

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