El Papa Francisco pidió ayer construir un México donde no se tenga que emigrar para buscar una vida mejor o se muera a manos de los “traficantes de la muerte”, en su mensaje tras el rezo del Ángelus en la localidad mexicana Ecatepec.
Desde la explanada del Centro de Estudios de este municipio, donde existe un alto nivel de marginación y violencia, Francisco invitó a los mexicanos a “estar en primera línea y participar en todas las iniciativas que ayuden a hacer de esta bendita tierra mexicana una tierra de oportunidad”.
Una tierra, “donde no haya necesidad de emigrar para soñar; donde no haya necesidad de ser explotado para trabajar; donde no haya necesidad de hacer de la desesperación y la pobreza de muchos el oportunismo de unos pocos”, dijo el Papa.
“Una tierra que no tenga que llorar a hombres y mujeres, a jóvenes y niños que terminan destruidos en las manos de los traficantes de la muerte”, clamó Francisco ante las más de 300.000 personas que acudieron a la misa.
Hoy lunes, el Sumo Pontífice visita San Cristóbal de las Casas, una pintoresca ciudad colonial ubicada en el corazón del estado mexicano de Chiapas, fronterizo con Guatemala, y cuna del movimiento zapatista.
Allí el jefe de la Iglesia católica rendirá tributo a las comunidades indígenas mesoamericanas y a los miles de inmigrantes que cada año atraviesan la frontera sur con la esperanza de llegar a territorio estadounidense.
Más aún, el Papa oficiará misas en una ciudad de gran dinamismo religioso, resultado de procesos históricos. Si bien la religión en todo México exhibe diversos grados de sincretismo, en ninguna parte se manifiesta este fenómeno como en Chiapas, donde la fe católica se mezcló con un tenaz misticismo nativo.