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Castillo no logra gobernar en Perú y el Congreso alista su destitución
El presidente de ese país solo lleva seis meses en el poder y ha hecho tres cambios en su gabinete. La oposición intentará una nueva moción de censura en su contra.
Pedro Castillo suma este lunes 194 días exactos desde su toma de posesión, el 27 de julio de 2021, y aún no logra la estabilidad política que le permita manejar a Perú libre de polémicas.
Este izquierdista de origen sindical y campesino ha librado estos 6 meses de mandato sin mayorías en el Congreso –solo 34 de los 130 congresistas son afines a su gobierno– y comienza esta semana en medio de una dura polémica que contradice una de las principales banderas de su campaña: la equidad de género y la lucha frontal para frenar la violencia contra la mujer.
La cascada de acusaciones por presunta violencia intrafamiliar contra el tercer primer ministro que nombró en los escasos meses que lleva de Gobierno, Héctor Valer, llevaron a que este renunciara en la tarde del sábado, horas después de que Castillo informara que modificaría, otra vez, a todo su equipo de ministros. Los nuevos nombres se conocerían en el transcurso de esta semana.
“Una vez más nos han puesto un gabinete no idóneo”, le dijo a Efe Susana Chávez, directora del Centro de Promoción y Defensa de los Derechos Sexuales y Reproductivos. Ella advirtió que este nuevo equipo del Ejecutivo, que asumió apenas el martes primero de febrero, genera “muchísima preocupación” por mostrar “poco acercamiento a los derechos humanos y la igualdad de género”.
Héctor Valer, quien estuvo durante cuatro días en el cargo más importante del Consejo de Ministros del Perú, es señalado por violencia familiar, contra los vecinos, agentes de seguridad y por agredir a una empleada de la empresa Agrobanco durante una evaluación psicotécnica. Valer dimitió, pero su salida no logró aplacar el escándalo.
¿Cambio de gobierno?
Pedro Castillo lleva seis meses intentando gobernador sin mayorías. El tercer cambio de gabinete de lo que va de su mandato es solo una señal más de una crisis mucho más aguda que está próxima a suceder: sus contrincantes le piden la renuncia y, si no dimite, el Congreso amenaza con destituirlo.
Keiko Fujimori, de Fuerza Popular, es la voz más sonada de la oposición en esa puja. La hija del exmandatario Alberto Fujimori y quien perdió la segunda vuelta frente a Castillo le reclamó al izquierdista que se retire de la Presidencia.
“Tener cuatro gabinetes en menos de siete meses es algo inédito y es una situación muy lamentable para nuestro país. Cuando analizamos los grupos de personas que han ido pasando, yo no creo que ellos sean la enfermedad, creo que son simplemente síntomas, y aquí la enfermedad es Pedro Castillo porque es él quien convoca”, sentenció Fujimori.
El Congreso, que domina la oposición política, también puede plantear la vacancia (destitución) presidencial y una acusación constitucional contra el actual mandatario.
Sin defensa en el Congreso
La tercera vicepresidenta del Congreso, Patricia Chirinos, anunció que presentará una acusación constitucional contra Castillo “por sus permanentes infracciones constitucionales, su incapacidad flagrante y la evidente corrupción de su Gobierno”.
La legisladora, del partido opositor derechista Avanza País, fue autora, en noviembre pasado, de una moción que ya planteó destituir al mandatario y que fracasó tras quedarse a 6 votos de conseguir los 52 necesarios para ser admitida a trámite en el pleno.
La bancada del partido ultraderechista Renovación Popular también indicó que presentará una moción de destitución contra el presidente, por considerar que este se ha “burlado del país” y no tiene “competencias” para mantenerse en el cargo. Incluso. agrupaciones hasta hace poco cercanas al Gobierno, como el liberal Partido Morado, aseguraron que si Castillo “no resuelve la crisis en este tercer Gabinete, tendrá que entender que lo mejor para el país es presentar su renuncia”.
Pedro Castillo ya ha reconocido que Perú “ha vivido en un enorme enfrentamiento” político en los últimos años y su Gobierno no es la excepción: con una moción de censura a cuestas, su país ya plantea cambiar de presidente
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