Con sus rivales tirando la toalla a dos meses de la Convención Nacional Republicana, Donald Trump quedó como el inminente nominado y único que mantiene la aspiración. Si bien el ala más conservadora de la bancada sigue reacia a aceptar al polémico magnate como su candidato, es mayor la popularidad que tiene entre los votantes y el riesgo que tendría el no nombrarlo tras su triunfo.
Si el martes fue Ted Cruz el que renunció a sus aspiraciones, ayer el último contendor que tenía Trump, John Kasich —el más rezagado en la disputa, con apenas 153 delegados obtenidos—, izaba la bandera blanca y se daba por vencido.
The Associated Press (AP) fue la encargada de informar la noticia, citando fuentes de la campaña del actual gobernador de Ohio. Precisamente, Kasich canceló ayer un acto de campaña que tenía previsto en Washington, y luego de esto convocó a una rueda de prensa en la que horas después hizo el anuncio.
El martes, por su parte, Cruz afirmaba desde Indianápolis que “los votantes eligieron otro camino, y así, con el corazón encogido, pero con optimismo sin límites para el futuro a largo plazo de nuestra nación, estamos suspendiendo nuestra campaña”.
“Pero no suspendo mi lucha por la libertad. No suspendo mi lucha por defender la Constitución, los valores judeocristianos que fundaron EE.UU. Nuestro movimiento continuará”, agregó.
Trump mide sus palabras
Si durante los meses que han transcurrido en estas primarias republicanas se ha vuelto costumbre que el magnate ataque directamente a sus rivales del partido, en solo dos días sus palabras se han tornado conciliadoras, anticipando lo que será su estrategia en lo que queda para la Convención Nacional (julio 18).
Sobre Cruz dijo: “Me he encontrado con una gran competencia. Tiene un futuro increíble, es un tremendo competidor, es duro, inteligente”. A su vez, y sin que Kasich se pronunciara oficialmente sobre su retiro, el magnate afirmó a CNN que “podría ser un buen vicepresidente. Estoy interesado en él. Tenemos una buena relación y podría ser de mucha ayuda”.
En diálogo con EL COLOMBIANO, Germán Sahid, docente de la Facultad de Relaciones Internacionales de la Universidad del Rosario, consideró que esa prudencia es necesaria porque “todavía Trump no es candidato y le faltan delegados. Va a quedar con el camino libre en la convención pero ciertamente tiene el reto de unir a los republicanos. Debe apelar a un discurso muy conservador, teniendo en cuenta que nunca perteneció al partido. Sus ideas más nacionalistas y demagogas se alinean en este sentido, por lo que debe apelar a ellas”.
Por su parte, Felipe Buitrago, politólogo y docente de la Universidad de Antioquia, explicó que si bien Trump tiene vía abierta, habrá todavía muchas dificultades internas en los republicanos: “Se trata de un candidato no convencional que financia su campaña por sí mismo, y con este y otros factores está rompiendo los esquemas tradicionales de los republicanos. Negociar con Trump será casi imposible, porque él se fue hacia los votantes para que expresaran su sentir, y eso es lo que se ha visto. No obstante, sería una catástrofe que la bancada se divida tras las convención”.
Precisamente, en diálogo con la cadena NBC, el empresario señaló: “confío en que podré unir a la mayor parte, aunque hay otra parte que no quiero. Pero la gente va a votar por mí, no por el partido”.
Alista el pulso con Clinton
Entretanto, Trump ya se concentra en su probable rival demócrata para la verdadera carrera rumbo a la Presidencia. Los ataques no se hicieron esperar: “Hillary Clinton no sería una gran presidenta, ella sería mala presidenta. No entiende el comercio”.
En caso de que Trump fracase en su cometido de mantener a la bancada republicana unida tras la convención del 18 de julio, Germán Sahid no descarta que “sectores del partido —la elite pura y dura—, prefieran en alguna medida apoyar a Clinton con el fin de sobrevivir a la agenda de los próximos dos años. Ellos ven como un riesgo notable el hecho de que dependiendo del discurso de Trump, podrían perder las próximas elecciones legislativas”.