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En la madrugada, cerca de las tres de la mañana, los quince niños que hacen parte del grupo de colombianos varados en São Paulo, Brasil, logran conciliar el sueño. Ya son ocho días viviendo en el aeropuerto internacional de São Paulo - Guarulhos para 70 connacionales que, después de que el dinero se les agotó tras alargar su periodo en esa ciudad a la espera de un vuelo humanitario, no tuvieron otra opción que irse para la terminal aérea.
Si no fuera por la ayuda que les dan allá al dejarlos quedarse en una sala de espera, dice Mónica Rojas, una de las colombianas que está en ese grupo, no tendrían un techo para pasar la cuarentena en el país que es, tristemente, el epicentro del coronavirus en Latinoamérica, y el tercero más contagiado del mundo, con 271.628 casos hasta la tarde de este miércoles (20 de mayo), según el monitoreo de la pandemia que hace Johns Hopkins University.
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En la mañana del pasado martes el personal del consulado acudió al aeropuerto para levantar su información (pasaportes, teléfonos, fechas de ingreso al país) pero “no nos dijeron nada. Solo nos tomaron los datos, salieron y se fueron. No nos trajeron algo, comida o una buena noticia. El vuelo humanitario nos cuesta 3 mil reales y de dónde vamos a sacar todo ese dinero. Acá nos tienen”, asegura Rojas, desde la terminal aérea que por estos días ha sido su hogar.
Ese es el panorama de Brasil, pero en otras partes de Latinoamérica otros colombianos siguen esperando por un vuelo humanitario que los retorne a casa. La mayoría de ellos eran turistas o estudiantes que se quedaron atrapados en tierra ajena cuando los países comenzaron a cerrar las fronteras como respuesta a la expansión del coronavirus, una enfermedad que está por sobrepasar la barrera de los 5 millones de contagios en el mundo.
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Un llamado similar lo hace Verónica Lalinde desde Olavarría, en Argentina. Allá llegó para hacer su doctorado en Arqueología, enfocado en microbótanica, y su plan era regresar a Colombia el pasado 2 de abril. Ya han pasado siete semanas desde esa fecha, pero sigue atrapada en esa ciudad, con un tiquete de avión vencido y el teléfono en su mano a la espera de una señal del Gobierno que le diga que ya tiene un camino para retornar.
Desde marzo, cuando comenzó la crisis, está buscando una respuesta del consulado. “En un principio fueron súper atentos, respondían muy rápido y había una línea de WhatsApp para comunicarnos. Pero últimamente responden muy pocos correos”, dice. La Cancillería está priorizando a estudiantes, turistas y personas vulnerables. En teoría, Lalinde clasifica en ese grupo, pero, al cursar un programa académico largo, consiguió un documento nacional de identidad, por lo que el Gobierno la considera como residente y no le da prioridad.
“Esperaba que abrieran fronteras, pero Argentina anunció que no habrá vuelos comerciales hasta septiembre y eso es mucho tiempo. La única salida que nos queda son los vuelos humanitarios. Lo más preocupante es la parte económica porque como todos tengo que pagar dónde vivir, comida y más”, asegura. El tiempo corre y, como para los compatriotas que están en Brasil, la desesperación aumenta al desconocer la fecha de su regreso.
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Pero hay un grupo más de colombianos esperando una ruta abierta para regresar. Desde Perú, un grupo de personas piden que les abran la frontera para cruzar de manera terrestre porque se quedaron atrapados mientras viajaban por Suramérica. EL COLOMBIANO conoció el caso de una pareja de hermanos que está en Mancora, un pueblo a dos horas de la frontera con Ecuador, y necesitan poder pasar a Ecuador y luego a Colombia con su moto. Un asunto que depende de las gestiones de tres gobiernos diferentes.
“El viaje estaba programado para tres meses y llevamos cinco. La familia nos ha estado apoyando en todo sentido. Tengo dos hijas y una nieta que todos los días preguntan cuando es que voy a llegar, también una hermana que es adulta mayor y nos preocupa mucho”, indicó uno de ellos, pidiendo guardar su identidad. Aseguran, además, que en ese pueblo hay cerca de 20 motos y cuatro carros con placa colombiana esperando también una vía abierta.
De acuerdo con la Cancillería, en más de 40 vuelos humanitarios han retornado al territorio nacional cerca de 5.200 connacionales, y se espera que en la próxima semana lo hagan al menos 900 más. La Canciller Claudia Blum recordó que este tipo de trayectos son operados por aerolíneas comerciales y el costo del tiquete de traslado es asumido por cada uno de los viajeros, quienes, previamente, deben haberse inscrito en el Registro Consular.
Para la próxima semana están previstos vuelos desde Cuba, Bolivia, Costa Rica, El Salvador, Fort Lauderdale, Nueva York, Orlando, España, México, Perú, Argentina e Italia.