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¿Quién es el “Terminator” africano condenado por la Corte Penal Internacional?

  • Bosco Ntaganda, exguerrillero congoleño. FOTO: EFE
    Bosco Ntaganda, exguerrillero congoleño. FOTO: EFE
08 de julio de 2019
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La Corte Penal Internacional (CPI) declaró este lunes culpable de trece crímenes de guerra y cinco de lesa humanidad al exrebelde apodado “Terminator”, Bosco Ntaganda, tras una vida de violencia y extorsión en la República Democrática del Congo (RDC).

Sobre Ntaganda, un tutsi nacido en Ruanda y nacionalizado después congoleño, pesaban acusaciones de permitir violaciones a menores de edad, reclutar a niños soldados y masacrar a la población civil en la provincia de Ituri (noreste de RDC).

Sin embargo, en los alegatos finales del juicio en La Haya (Holanda) se mantuvo firme en su decisión de declararse inocente de todos los cargos y afirmó: “Soy un revolucionario, no un criminal”.

Un niño soldado

Nacido en 1973 en la pequeña ciudad ruandesa de Kiningi, a los pies de la cordillera Virunga, famosa por sus gorilas, Ntaganda se desplazó a la vecina RDC muy joven y cursó allí la escuela secundaria, aunque no llegó a graduarse.

En 1990, el futuro rebelde se unió a los 17 años al Frente Patriótico de Ruanda (FPR), grupo liderado por Paul Kagame, actual jefe de Estado ruandés, que puso fin al genocidio perpetrado en 1994 en ese país por la mayoría hutu contra la minoría tutsi.

Más tarde, el hombre, conocido como “Terminator” por su implicación directa en la primera línea de fuego, se unió al Ejército Patriótico de Ruanda (Ejército surgido del FPR), con el que participó en la invasión armada de RDC en 1996.

Lea también: Casi 1 millón de muertos en tres meses: así fue el genocidio en Ruanda hace 25 años

Después de ese episodio y de navegar por diversas milicias rebeldes congoleñas, en 2002 se integró en la Unión de Patriotas Congoleños como jefe de su rama militar, llamada Fuerzas Patrióticas para la Liberación del Congo, donde permanecería hasta 2005.

Al lado de Ntaganda, ostentaba el poder político del movimiento Thomas Lubanga, que ya fue condenado por el mismo tribunal a catorce años de cárcel en 2012.

La fiscal jefa en la CPI, Fatou Bensouda, aseguró que, entre julio de 2002 y marzo de 2003, las tensiones étnicas causaron la muerte de unas 5.000 personas en la provincia de Ituri, donde actuaba ese grupo.

Ngatanda ingresó más adelante en el movimiento Congreso Nacional para la Defensa del Pueblo (CNDP), una guerrilla fundada en 2006 por el señor de la guerra congoleño Laurent Nkunda con que tenía simpatía por los tutsis y buscaba a supuestos genocidas hutus escondidos en la selva de la RDC.

Tras derrocar a Nkunda, Ntaganda asumió su liderazgo y, junto con sus hombres, se unió a las Fuerzas Armadas de RDC después de firmar un acuerdo de paz el 23 de marzo de 2009 con el Gobierno congoleño.

Ntaganda lideraba a unos 50.000 hombres y tenía su base en Goma, capital de la provincia de Kivu del Norte (noreste), donde llevaba una vida acomodada y la población recuerda aún con temor y amargura su presencia en la zona.

Según informó Human Rights Watch (HRW) en 2013, Ntaganda reclutó para su grupo al menos a 149 niños y jóvenes.

Así lo relató a la organización una mujer de Birambizo, en Kivu del Norte: “Nos pidió que le entregáramos a nuestros hijos, nuestros alumnos, para luchar. Vino él mismo a nuestra aldea”, dijo esta congoleña.

De cara ante la justicia

La Corte Penal Internacional ya había emitido su primera orden de arresto contra el guerrillero en 2006, bajo la acusación de reclutar a niños soldado durante la Segunda Guerra de RDC (1998-2003), pero el presidente del país en aquel momento, Joseph Kabila, se negaba a detenerlo y alegaba que no quería poner en peligro la paz nacional.

El acuerdo de paz firmado entre el CNDP y el Gobierno congoleño incluía, además, una amnistía para los milicianos, que permitió a “Terminator” ascender hasta el rango de general en las Fuerzas Armadas.

Durante esa época, Ntaganda amasó una gran fortuna a partir de una amplia red de extorsión en Kivu del Norte, que incluía numerosos puestos de control ilegales e impuestos en muchas minas de la zona controladas por sus hombres, según informes de la ONU de 2011.

En un momento dado llegó a tener unos ingresos de 15.000 dólares a la semana (unos $ 48.183.000 pesos colombianos ) solo por controlar un puesto fronterizo.

En abril de 2012, Ntaganda lideró un motín con la participación de unos 600 soldados por supuestos incumplimientos del acuerdo de paz, que daría nombre, precisamente, a un nuevo grupo liderado por él: el Movimiento 23 de Marzo (M23).

Frente a la negativa de Kinshasa a entablar diálogo con los insurgentes, el M23 desató una nueva ola de violencia y alrededor de 800.000 personas se vieron forzadas a desplazarse de sus hogares.

En 2013, tras perder poder frente a sus rivales dentro del propio M23, Bosco Ntaganda se entregó en la embajada de Estados Unidos en Kigali, capital de Ruanda, y desde allí fue trasladado a La Haya.

Durante el juicio en la CPI, los abogados del acusado consideraron que el propio Ntaganda debería ser tratado como víctima, puesto que él mismo fue un niño soldado.

La fiscal Bensouda, sin embargo, definió a “Terminator” como alguien “tan peligroso como Joseph Kony”, el criminal más buscado de Uganda y líder del rebelde Ejército de Resistencia del Señor (LRA), acusado de graves violaciones de derechos humanos.

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