Por el bien del fútbol colombiano, el dirigente de la rama aficionada, Álvaro González Alzate, debería dar un paso al costado o, por lo menos, dejar de hablar, ya que cada que lo hace mete la pata en materia grave.
Sus recientes declaraciones han despertado gran indignación en el país, pues afirmó que para progresar en el escalafón arbitral colombiano hay que ser homosexual. Además calificó de "enfermedad" esa opción del ser humano.
Las de González, que también había dado unas declaraciones salidas de tono en el caso Bolillo Gómez, son afirmaciones improcedentes por donde se les mire. Por pretender hacer una supuesta denuncia, no se sabe con qué intereses, generaliza e irrespeta a quienes han elegido esa condición sexual.
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