El Programa Buen Comienzo dio a conocer su estrategia “Sabores que sanan” propuesta con la que se busca nutrir de manera adecuada a la primera infancia de Medellín para que tenga un crecimiento óptimo en actividades que incluyen hasta capacitaciones a domicilio.
Y es que tan importante como consumir alimentos en la cantidad y con la calidad adecuada también lo es conocer cómo prepararlos para aprovechar su valor nutricional, especialmente por los primeros años de vida de los niños de la ciudad.
Con esta premisa, el personal de cocina de Buen Comienzo enseña a madres, padres y cuidadores a transformar los ingredientes disponibles en casa en platos y comidas nutritivas. Desde 2024, “Sabores que sanan” ha ofrecido asesoría en 135 hogares en prácticas de alimentación saludable y uso eficiente de los productos entregados por el programa.
Esta iniciativa contribuye a reducir la desnutrición aguda y a prevenir la desnutrición crónica en los menores de edad de la ciudad, toda vez que como señaló la directora de Buen Comienzo Diana Carmona, “alimentarse es una actividad vital y todos podemos aprender a disfrutarla con gusto, porque sabemos que comer bien es uno de los hábitos que mayor impacto tiene en el desarrollo”.
Como parte del acompañamiento, las familias reciben el suplemento alimenticio, una bebida en polvo enriquecida con nutrientes esenciales. Su preparación adecuada con recetas especiales acelera la recuperación de niños con bajo peso.
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Adicionalmente, desde 2024, a bordo de la cocina móvil se han realizado 57 talleres gastronómicos comunitarios con una metodología lúdica que acoge la tradición culinaria para despertar la curiosidad infantil, mejorar la aceptación de nuevos alimentos y transformar la cocina en un espacio respetuoso, de aprendizaje y afecto.
“Nos visitó una cocinera que nos enseñó varias recetas para mejorar la alimentación de mi hija y que tenga un estado nutricional mucho mejor”, expresó Yulieth Melissa Agudelo, madre participante.
Según la directora Carmona, los cocineros del programa ayudan a las familias a descubrir cómo la cocina se transforma en un espacio de cuidado donde pueden compartir junto a los niños, lo que al final ayuda también a reforzar el vínculo afectivo.
Según las cifras de la entidad, gracia a estos acompañamientos, ya son alrededor de 190 familias que ya cultivan hábitos saludables óptimos que seguramente redundarán en el crecimiento adecuado de los niños de la ciudad.