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Una criolla, alegre y juguetona se salvó de convertirse en uno más de los perros que deambulan por la ciudad, abandonados y, en cambio, hoy tiene trabajo. Se trata de Moli, la nueva integrante del comité de relaciones públicas del centro comercial los Molinos, en el occidente de Medellín.
La mascota deambulaba el 11 de marzo por las calles de Belén Los Alpes, desorientada. Se notaba que se le había perdido a su familia y la mirada expectante indicaba que los estaba buscando.
En medio de ese intento entró a las instalaciones del complejo comercial y parecía obnubilada mirando vitrinas y recorriendo los pasillos.
Como transcurrieron varias horas y nadie la reclamaba, los empleados de servicios generales la acogieron, le dieron agua y comida en espera de que aparecieran los responsables de la amistosa peluda.
Sin embargo, pasaron los días y nada que esto se dio, por lo que decidieron adoptarla. Ahora se llama Moli, viste un arnés rojo contramarcado con la imagen del centro comercial y se encarga de darles la bienvenida a los visitantes de Los Molinos. Su cargo es “anfitriona de la alegría”.
No solo interactúa con las personas voleando la cola libremente por las instalaciones a quienes atraviesan las puertas de Los Molinos, sino que suele jugar con las mascotas que llevan. La administración aprovecha su presencia y la atención que suscita para repartir material relacionada con sus actividades.
En redes sociales, al conocer la historia, la reacción de los internautas ha sido favorable. @Tengono_2006 asegura que lloró al ver el video.
Otros han llegado a sugerir que “¡todos los centros comerciales deberían tener embajadores así! Ahh y también zonas de mascotas”.
En el intercambio de mensajes llegó información de que también en el centro comercial Gran Plaza, del sector aledaño a la Plaza de la Luz, adoptaron un perro que se llama Plácido y “es el consentido de todos los locales”.