Por MÓNICA QUINTERO RESTREPO
El día que García Márquez perdió la máquina de escribir que su padre le regaló, el 9 de abril de 1948, durante el Bogotazo, Fidel Castro estaba en la capital colombiana. No se conocían.
Gabo, 10 años después, describió el hecho en su crónica Mi hermano Fidel: “(...) Se habló de dos cubanos que, según se decía, habían comandado ‘el Bogotazo’. (...) La verdad es que los dos muchachos cubanos, estudiantes, habían llegado a Bogotá a fines de marzo, con el fin de asistir a un congreso estudiantil (...).
Solo ahora, olvidada la leyenda, se conoce la identidad de uno de ellos, el más espigado, sereno y decidido. Era Fidel Castro”. Todavía no eran los grandes amigos que llegaron a ser, una amistad que a Gabo le trajo desavenencias...
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