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Mientras el progreso tecnológico avanza en las grandes ciudades, el desarrollo en el barrio Nueva Jerusalén de Bello, se gesta a un ritmo distinto: a lomo de mula y, en muchos casos, con la ayuda de jóvenes que trabajan como cargueros. Foto: Julio César Herrera -
Lo paradójico es que en pleno siglo 21 y al lado de la segunda ciudad más importante de Colombia, el crecimiento que transforma día a día su paisaje se gesta a lomo de mula o, incluso a punta de jóvenes empleados como cargueros. Foto: Julio César Herrera -
El terreno accidentado y las vías de acceso limitadas han obligado a los habitantes a buscar métodos tradicionales para transportar materiales de construcción y víveres. Cada día, las mulas recorren los estrechos caminos que serpentean entre las montañas, cargando desde ladrillos hasta alimentos esenciales para la comunidad. Foto: Julio César Herrera -
Los habitantes del barrio utilizan este medio de transporte por su bajo costo, su capacidad para acceder a zonas de difícil acceso. Foto: Julio César Herrera -
Más de 30 mil habitantes, en su mayoría desplazados, conforman la Nueva Jerusalén en la ladera occidental en límites entre Medellín y Bello. Foto: Julio César Herrera -
La construcción de este barrio ha dado lugar a un paisaje urbano caracterizado por calles estrechas, viviendas autoconstruidas y una fuerte cohesión social. Foto: Julio César Herrera -
En Nueva Jerusalén, el tiempo parece haberse detenido. Mientras en las grandes ciudades el progreso se mide en rascacielos y autopistas, en este barrio de Bello el tiempo transcurre al ritmo de las mulas que transportan materiales de construcción. Foto: Julio César Herrera -
A pesar de las dificultades, Nueva Jerusalén también presenta oportunidades de desarrollo. Su ubicación estratégica, cerca de Medellín, la convierte en un lugar atractivo para la inversión. Foto: Julio César Herrera -
Uno de los principales desafíos que enfrenta Nueva Jerusalén es la falta de acceso a servicios básicos como agua potable, alcantarillado y energía eléctrica. Foto: Julio César Herrera -
Este contraste entre lo urbano y lo rural refleja una realidad compleja: mientras las grandes ciudades se expanden rápidamente, en lugares como Nuevo Jerusalén, el crecimiento sigue dependiendo de la voluntad de sus habitantes y de los medios más tradicionales. Sin embargo, a pesar de las dificultades, la comunidad ha demostrado una capacidad increíble para adaptarse y seguir avanzando. Foto: Julio César Herrera
Nuevo Jerusalén: barrio de Bello que crece a lomo de mula
En pleno siglo XXI, resulta sorprendente encontrar que a solo unos kilómetros de Medellín, la segunda ciudad más importante de Colombia, existe un barrio que sigue creciendo de forma casi artesanal.