El endurecimiento de la política monetaria del Banco de la República, que ha elevado las tasas de interés en un intento por controlar la inflación, no solo ha impactado la capacidad adquisitiva de los hogares colombianos, sino también el acceso a créditos por parte de las empresas, sobre todo de las micro, pequeñas y medianas (mipymes).
De acuerdo con el Centro de Estudios del Trabajo (Cedetrabajo), el costo del crédito para las empresas en Colombia es alto en comparación con otros pares de la región.
“Según datos de los bancos centrales, la tasa promedio de interés en Colombia para préstamos empresariales es del 20,40% , mientras que en países como Chile y México, las tasas promedio son del 16,61% y 12,35%”, explicó Enrique Daza, director de Cedetrabajo.
Y recalcó que estos altos costos del crédito y la financiación pueden afectar la competitividad de las empresas y limitar su capacidad para crecer y expandirse.
Financiamiento limitado
Según Rosmery Quintero, presidenta de la Asociación de las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas (Acopi), el acceso a financiamiento para estas compañías siempre ha sido limitado, pues el 50,6% de los empresarios encuestados por el gremio afirmaron que su fuente de apalancamiento más importante son los recursos propios.
“Esto resulta similar a los resultados entregados por el Dane en su encuesta de micronegocios, que mostró que cerca del 63% de micro establecimientos utilizan ahorros personales como fuente de recurso para la creación o constitución del establecimiento”, apuntó Quintero.
La dirigente gremial también comentó que mientras las grandes empresas han mostrado un buen acceso al crédito en bancos, las micro y pequeñas obtuvieron un acceso reducido. “Los factores que impiden otorgar un mayor volumen de microcrédito son la capacidad de pago de los clientes (44,2%), el sobreendeudamiento (17,5%) y el historial crediticio (10,8%)”, añadió la presidenta de Acopi.
Para Rafael Felipe Gómez, fundador de Deraíz Abogados, las políticas de crédito del Banco de la República han traído consigo una notable desaceleración en materia de inversión empresarial, pues consideró, como empresario, que el alto costo de las materias primas, la incertidumbre con la reforma laboral y las altas tasas de crédito han sido señales para abstenerse de acudir al sistema financiero para obtener recursos.
“Cuando la intervención de la economía, en una reiterada intención de contener la inflación, no se compadece del aparato productor y generador de empleo, lo que se ocasiona es un incremento de la informalidad, pues el empresario que desea estar en cumplimiento de la norma no ve el apoyo del sistema financiero ni estatal”, sostuvo Gómez.
Y agregó que “el aparato empresarial y productivo del país requiere alivios y condiciones reales que garanticen un impacto económico con la inversión de recursos producto del crédito, a tasas razonables”.
Medidas en marcha
La mayoría de los bancos del país atendieron el llamado que hizo el presidente Gustavo Petro de bajar sus tasas de interés en las tarjetas de crédito, en algunas modalidades y con ciertos requisitos.
Y hasta hace poco comenzaron a pensar en medidas que beneficiaran también el acceso a crédito de los pequeños y medianos empresarios, ya que la tasa máxima que se permitía cobrar por los microcréditos era de 58,8%, mayor al de otras modalidades como consumo, libre inversión o tarjetas de crédito, que está en 47,09%.
Así, desde el primero de abril entró en vigor una nueva metodología para calcular cuál es la tasa máxima que podrá cobrarse por los microcréditos. Con este nuevo ajuste, la Superintendencia Financiera estima una reducción entre 500 y 1.000 puntos básicos por debajo de la tasa actual.
“La dinámica es que puedan acceder a créditos productivos, asociados a capital de trabajo y fomento. El énfasis es para créditos de cero a seis salarios mínimos legales vigentes. Entre más pequeño sea el crédito, podemos llegar a más personas”, señaló Jorge Castaño, superintendente Financiero, y agregó que también habrá una tasa diferencial para créditos entre $6 millones y $25 millones, y entre $25 millones y $120 millones (ver gráfico).
Esta modalidad estará vigente hasta el 30 de septiembre de 2023, y podrá ser prorrogada por tres meses. Esto, porque la Superfinanciera recogerá más información para establecer una nueva tasa de interés.
Estrés crediticio en América Latina
El rápido aumento de los costos de endeudamiento representa una amenaza mayor para las empresas en América Latina que en cualquier otro lugar de los mercados emergentes, lo que ha generado preocupación de que los ‘defaults’ (cuando no se cuenta con dinero líquido para responder a una deuda) en la región están a punto de aumentar, según un informe S&P Global Ratings.
Así, de acuerdo con los analistas, es probable que países como Chile y Colombia, que tradicionalmente han experimentado entornos estableces y de tasas de interés relativamente bajas, experimenten un deterioro más pronunciado en la calidad crediticia debido a la desviación de sus condiciones habituales.