El 2021 arrancó con nueva esencia para Alpina, compañía que a diario recolecta un millón de litros de leche de los campos colombianos, y genera alrededor de 5.000 puestos de trabajo.
Y es que la empresa que se identifica con la imagen del monte Cervino o Matterhorn, una de las montañas más famosas de los Alpes, evolucionó y asumió una serie de compromisos con los productores de leche, el medio ambiente, los consumidores y el país.
Así lo explicó Ernesto Fajardo, presidente de la compañía, quien en diálogo con EL COLOMBIANO detalló aspectos de esta nueva estrategia y comentó algunas de las iniciativas que se ejecutarán este año tras un 2020 impactado por la pandemia.
En ese contexto, Alpina asegura que toda la leche para sus procesos provendrá de ganadería sostenible para 2025, además que será una empresa carbono y plástico neutro para 2022 y donará más de dos millones y medio de sus productos de alto valor nutricional (ver Dicen de...).
Actualmente, Alpina opera 5 plantas de procesamiento en Sopó y Facatativá (Cundinamarca), Entrerríos (Antioquia), Chinchiná (Caldas), y Caloto (Cauca), también tiene operaciones en Ecuador y contratos de maquila en Estados Unidos y España.
En el inicio del año se anunció una inversión importante, ¿de qué se trata?
“Hoy tenemos diferentes tecnologías en distintas partes del país, y en 2020 hicimos un par de inversiones que tenían que ver con máquinas concentradoras. La pulverizadora aún no está definido dónde se hará, pero tendrá un costo de unos 17.000 millones de pesos, y permitirá pulverizar y almacenar unos 120.000 litros de leche diarios”.
¿Se puede asimilar como el compromiso de no importar leche?
“Queremos aprovechar los momentos en los que hay una mayor producción de leche, pues cuando se produce más no hay otra forma de guardarla diferente a pulverizarla, y la capacidad de pulverización en Colombia no es suficiente en los periodos de enlechada. Estamos poniendo un granito de arena para que con la producción que tenemos seamos capaces de pulverizar y usar la leche en momentos de menos oferta, es decir que esa es otra contribución para ayudar a los ganaderos”.
Además de la pulverizadora, ¿qué otras inversiones se contemplan este año?
“Tenemos un plan de unos 55.000 millones de pesos para este año, el cual tiene que ver con el mejoramiento de todas nuestras capacidades competitivas y el lanzamiento de algunos productos. Esto no incluye posibles adquisiciones, solo es la línea orgánica de lo que llevamos como negocio y hay otros temas en los que trabajaremos, pues hay una serie de productos que hemos desarrollado y requieren nuevas tecnologías como no añadir azúcar o conservantes y esto nos toca adaptarlo en las plantas que tenemos hoy”.
¿Y el radar de las adquisiciones para dónde apunta?
“El radar está prendido y hay lucecitas en varios sitios, lo que pasa es que estamos sobrevolando y entendiendo qué tan interesantes son. El año pasado, a finales, hicimos la adquisición de Boydorr una compañía de suplementos alimenticios que viene creciendo bien, que es un nuevo campo y utiliza parte de las mismas corrientes de nuestra materia prima en lo que hay ciertas sinergias. Seguimos mirando oportunidades que puedan ayudarnos al futuro, hay bastantes pero todavía es temprano para decir por cuál nos inclinaremos”.
¿Tienen un proyecto específico para Antioquia este año?
“En la planta de Entrerríos hemos hecho unas ampliaciones e instalado máquinas para la producción de quesito y vemos oportunidad para seguir creciendo. Haremos unas ampliaciones y miramos la posibilidad de autogenerar, porque los volúmenes que producimos son interesantes y estamos viendo algunas iniciativas”.
¿Cómo ha sido el arranque de este 2021?
“Observamos una reactivación y recuperación desde el segundo semestre del año pasado, dado que se fueron aligerando las restricciones, pero el impacto fue grande con una contracción de la economía del 6,8 %. No obstante, desde entonces la tendencia fue positiva y empezamos enero con una expectativa favorable, pero hubo un incremento en los contagios de la covid-19 y posiblemente enero y febrero serán los meses más difíciles de este año. Tenemos que ir navegando en esa coyuntura, pues si bien somos una compañía del sector de alimentos que es de los menos golpeados, también tenemos productos de valor agregado que se utilizan en diferentes aplicaciones como las loncheras y eso nos tiene afectados porque los colegios siguen cerrados, al igual que productos para restaurantes. A nosotros los aislamientos nos impactan parte del portafolio, entonces pensamos que enero y febrero tuvieron su reto y vemos que están volviendo a controlarse los contagios, y ya llegaron las vacunas, así que será muy importante que el Gobierno demuestre su capacidad de gestión para darles confianza a las personas”.
Tras un 2020 tan complejo ¿cuál es la situación de sus proveedores?
“Ellos tienen una serie de ventajas porque tienen un producto que todos los días se les recoge, en algunas casos ellos tienen asociaciones, pero la clave para poder crecer y tener más ganaderos en una buena condición. En esas zonas son necesarias más facilidades de acceso, infraestructura y vías terciarias para llegar hasta esos lugares. También más asesoría técnica para quienes tienen unas vacas que son poco productivas, y en la medida de nuestras posibilidades vamos ofreciendo capacitación para los 3.900 ganaderos con los que trabajamos. La pregunta es ¿cómo hacer para todos los demás que están en el negocio tengan una oportunidad parecida?”.
En 2019 los ingresos de Alpina sumaron 1,9 billones de pesos y la utilidad superó los 86.000 millones, ¿estuvo cerca de eso el 2020?
“Aún no tenemos todas las cifras, pero vamos a estar muy cerca a las 2019, pues tuvimos segmentos que sufrieron bastante, y vendimos mejor en otros. Al final vamos a estar parecidos en ventas y en la utilidad un poco por debajo, sin saber exactamente el número, porque hicimos gran cantidad de donaciones y eso se verá reflejado en las cifras”.
Se siguen escuchando las voces de que en Colombia se vende lactosuero por leche...
“Es necesario asegurar que los productos que se denominan como leche no tengan lactosuero y los que tengan lactosuero lo digan. El lactosuero per se no es un mal producto, pero es algo totalmente diferente a la leche, entonces lo importante es que en las etiquetas el consumidor sepa qué es lo está comprando”