El proyecto de ley de Presupuesto General de la Nación radicado la tarde de ayer en el Congreso de la República para su aprobación en los próximos meses tiene como punto de partida 235,55 billones de pesos.
Se trata de un aumento de 2,43 billones frente al de este año, incluida la adición presupuestal reciente. Pero si se descuenta la inflación esperada para este año, el Ministerio de Hacienda informó anoche que hay una reducción de 3,1 %. También es menor en términos de porcentaje del tamaño de la economía, pues pasa de 25,4 % a 24,1 % del producto interno bruto (PIB), como se miden internacionalmente las cuentas fiscales.
En estos términos, el nuevo apretón fiscal que propone el Gobierno al Legislativo tiene como principal justificación cumplir con la meta de déficit fiscal. Debe bajar de 3,6 % del PIB a 3,1 %, según lo definido por el Comité Consultivo de la Regla Fiscal. Esta instancia independiente dicta al Gobierno Nacional Central (GNC) cuánto demás se puede gastar sobre sus ingresos anuales.
Así que lo presentado al Congreso es un mensaje a las calificadoras internacionales de riesgo crediticio (Fitch, Moody’s y Standard & Poor’s) para que se mantenga la calificación BBB de grado de inversión del país, y una señal de disciplina en el gasto fiscal para inversionistas y mercados internacionales.
Pero ese mensaje tiene un alto precio interno, teniendo en cuenta que los ingresos proyectados del Gobierno Central para 2017 de 140,7 billones de pesos, aumentarán a 150,6 billones el próximo año, pero el déficit debe bajar de 33,4 billones a 30,1 billones.