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Seis puestos subió Colombia en el ránquin de competitividad que publica cada año, desde 1989, el Institute for Management Development (IMD).
Aspectos como el diálogo para la inclusión y la equidad, así como la reducción de la desigualdad, la reactivación de la economía (con la reducción de impuestos a las empresas para promover la formalización), un crecimiento del Producto Interno Bruto por encima de 4 %, luchar contra la corrupción y garantizar la seguridad nacional son las tareas que este ejercicio dejó para 2019.
Así, los desafíos no se pueden perder de vista al calor de un aumento que es relevante, pero cuando el país sigue estando entre los últimos de la tabla, reconoció Cesar Eduardo Tamayo, decano Escuela de Economía y Finanzas de Eafit.
¿Qué entiende el IMD por competitividad? “Es la capacidad de un país de crear las condiciones en las que la prosperidad de la sociedad debe ser alcanzada. Esto requiere medidas a corto plazo y a largo plazo”, afirmó a EL COLOMBIANO José Caballero, economista Senior en el Centro de Competitividad Mundial del IMD (ver Antecedentes).
Entre 63 países, el territorio nacional se ubicó en el puesto 52, específicamente liderado por el pilar de eficiencia en los negocios, en el que ascendió 9 lugares, del 56 al 47. Y sobre todo, “la notable mejora de Colombia en el índice estuvo impulsada en gran parte por una mejor percepción de los empresarios”, reconoció el Departamento Nacional de Planeación, liderado por Gloria Alonso.
En el escalafón general, Singapur tomó el liderazgo en cambio de Estados Unidos que se quedó con el tercer lugar después de Hong Kong.
“Un año de incertidumbre en el mercado global generó cambios rápidos en el panorama político y las relaciones comerciales, la calidad de las instituciones se ve como el elemento unificador para incrementar la prosperidad”, dijo Arturo Bris, profesor de IMD y director del IMD World Competitiveness Center. Mientras que para Caballero el mayor aprendizaje de Singapur emana de su fortaleza institucional y la facilidad en trámites para hacer negocios.
Muchas son las tareas, que inicia, más aún con la posibilidad de un nuevo Gobierno. El escalafón busca que la política tome decisiones con sus debilidades y fortalezas.
Políticas societarias, educación, infraestructura científica y productividad y eficiencia tuvieron las calificaciones más bajas al hablar del panorama de competitividad. Afirma Caballero que Colombia debe pensar si quiere ser una sociedad que avanza hacia una economía que no está concentrada en solo un elemento, o migra hacia el valor agregado, la tecnología y lo digital.
En este punto “se debe reforzar la educación de alta calidad, la cultura en investigación y desarrollo y para esto se necesita un cambio institucional fuerte, así como de gobernabilidad corporativa”, dijo.
La falta de institucionalidad se muestra como clave. El contrabando, los sobornos y la corrupción, asesinatos, justicia y equidad social son aspectos urgentes a trabajar, y según recalcó el economista senior del IMD, que trascienden al país, son retos regionales.
Tamayo asegura que en el Plan Nacional de Desarrollo a ejecutar hay algunas mejoras, pero también retrocesos como la protección al sector textil confección que limita la competencia. Desde su perspectiva el principal desafío es que “Las empresas tienen muchos incentivos para ser pequeñas, no aprovechan economías de escala, no pueden atraer capital humano y ser productivas. Son más chiquitas que los países que nos superan en competitividad y crecen menos”, concluyó.
Los mejores indicadores se presentaron en aspectos como el mercado laboral, es decir, en lo que realizan las empresas para absorber la cantidad de trabajadores disponibles; así como valores y actitudes. En infraestructura y eficiencia gubernamental se subieron dos puestos y en desempeño económico, uno.
“Sí hay mejoras ostensibles en el país y que impactan los territorios”, aseguró Giordann Borda, investigador del Centro de Estudios en Competitividad Regional de la Universidad del Rosario.
Al final, recalcó Ramón Javier Mesa, docente de economía de la Universidad de Antioquia, “los factores macroeconómicos siguen siendo elementos clave (...) así como el dinamismo reflejado en los precios, el crecimiento real per cápita, la formación de capital, y la tasa de cambio”, así como el reconocimiento del IMD a los avances en la eficiencia y buen ambiente para los negocios”.