Sin proponérselo, el renomabrado economista francés Thomas Piketty, agregó aspectos que Colombia debe tener en cuenta, de cara a la nueva reforma tributaria, ahora con apellido “estructural”, que el Gobierno llevará al Congreso en julio próximo.
En su visita esta semana a Colombia, el autor del libro El Capital en el Siglo XXI, que ha vendido más de dos millones de ejemplares, advirtió que Colombia es uno de los países más desiguales del mundo, lo que no es un secreto.
Pero el autor le puso magnitud a esa afirmación a partir de sus estudios históricos de concentración de la riqueza, particularmente en países desarrollados.
Basado en datos imperfectos y limitados sobre declaraciones de impuesto de renta de Colombia, desde 1993, concluye: “el 20 por ciento del ingreso total lo recibe el uno por ciento de la población. El 10 por ciento más rico tiene cerca del 50 por ciento de ingresos totales, mientras en Francia y Europa es del orden del 30 a 35 por ciento y en Estados Unidos ha crecido en las últimas décadas hacia el 45 por ciento”.
Esa fue uno de las primeras puntadas que Piketty planteó en la conferencia que dictó el jueves pasado en Bogotá, invitado por el Hay Festival y las universidades Externado de Colombia y de los Andes.
Además de rebatir la tesis de que el crecimiento económico por sí solo no asegura que se cierre la enorme brecha desigualdad , también Piketty advirtió sobre lo que pasa con los regímenes de impuestos que premian la concentración de riqueza en manos de unos pocos, a costa del grueso de la población.
Y aunque considera que lo más obvio es que los ricos paguen más, esta no es la regla general, al plantear la necesidad de un sistema tributario con información transparente sobre los niveles de concentración de la riqueza que lleve a tomar mejores decisiones de política pública.
Bajo esta premisa, Piketty aseguró que es importante que los dividendos sean gravados y más si los dueños de estas acciones son empresarios que tienen también participación en otras compañías nacionales.
“Es importante gravar a los dividendos, los activos y los ingresos por activos. Mientras las compañías tengan actividades económicas, en Colombia debe ser posible que se pague por esos rendimientos”,
Pero no solo de dividendos y acciones habló el experto. También lo hizo sobre el impuesto a la riqueza. Dicho tributo ha sido motivo de debate en Colombia pues, según la Comisión de Expertos para la Equidad y Competitividad Tributaria, debe eliminarse ya que desincentiva la inversión.
La Comisión advierte que esta carga “genera un desincentivo adicional considerable para la inversión y puede estimular fugas de capital hacia el exterior con el fin de evadirlo”. Pero tal idea halló contraparte en Piketty.
Para el economista, el impuesto no debe desaparecer, sino que debe recaer a las personas con mayores ingresos, incluso a los directivos de las compañías.
Además, critica que ese tributo tiene muchas excepciones, lo cual lo hace poco efectivo.
Más adelante en su presentación también planteó que lo ideal “sería que el sistema tributario grave menos los ingresos laborales, especialmente en los niveles medios, y las generaciones jóvenes deberían tributar menos y, en cambio, hacer contribuir más a la generación mayor. Pero observamos que en el mundo hemos hecho exactamente lo contrario: se grava el trabajo más y más, y a la riqueza menos y menos”.
Y esto ocurre, advierte el economista, en una tendencia creciente de retornar a “la sociedad patrimonial”, por la importancia cada vez mayor de los capitales heredados y la acumulación en pocas manos de tierra, propiedades y activos reales.
“Al final de cuentas son las instituciones y políticas las que determinan las dinámicas de desigualdad, los países desarrollados de Europa y Norteamérica se exigió que hubiera fuertes choque económicos para que elites aceptaran reformas sociales y fiscales durante siglo XX que redujeron desigualdad y aportaron a crecimientos sostenibles”, comentó en perspectiva de que América Latina no tiene que esperar a que se presenten crisis económicas para realizar las reformas fiscales requeridas.