Durante el Congreso Cafetero del año pasado, Germán Bahamón, gerente de la Federación Nacional de Cafeteros (FNC), detectó un escenario crítico que amenazaba cuatro pilares del sistema cafetero: la volatilidad internacional de los precios, el aumento de las posiciones a futuro, la falta de liquidez para comprar café y la presión sobre el sistema financiero del sector.
Según Bahamón, las posiciones a futuro exigían cada vez más recursos para mantenerse abiertas, mientras los cupos de crédito estaban prácticamente copados. A esto se sumaba una cosecha abundante y exportadores privados sin liquidez para adquirir café.
El líder gremial describe ese momento como “la tormenta perfecta”, compuesta por un sistema de garantía de compra exigido al máximo, un mercado internacional profundamente volátil y un ambiente político en el que algunos sectores apostaban por un colapso institucional.
La decisión histórica: cerrar posiciones a futuro
Frente a esta situación, Bahamón contó que tomó una de las decisiones más difíciles de los últimos años: cerrar las posiciones a futuro. Una medida que, dijo, no buscaba aplausos, sino evitar un riesgo existencial para el sistema cafetero.
“Sabíamos que no hacer nada era condenar al sistema a una espiral de riesgo cada vez más peligrosa. Sabíamos que seguir extendiendo la cuerda podía llevarnos a un punto de no retorno”, contó Bahamón.
Señaló que el Comité Directivo aprobó por unanimidad la medida, que, en lugar de resolver el problema de inmediato, abrió la puerta al momento más complejo: diseñar un plan de salvamento.
La FNC tuvo solo 45 días para estructurar una estrategia que evitara un impacto directo sobre la garantía de compra, el Fondo Nacional del Café y la estabilidad del cooperativismo cafetero.
Nace el PAS: el Plan de Acción Solidaria
De ese proceso surgió el PAS, el Plan de Acción Solidaria. Se trató de una propuesta técnica y estructurada que reconoció las dificultades financieras de varias cooperativas cafeteras, pero que buscó proteger la integridad del sistema en conjunto.
A comienzos de febrero, Bahamón afirmó que el plan fue presentado al Comité Nacional y, en menos de 10 días, 17 cooperativas cafeteras firmaron acuerdos de pago en condiciones consideradas solidarias y razonables por la Federación.
Con el PAS, la FNC logró tres objetivos clave: proteger la garantía de compra, blindar el patrimonio del Fondo Nacional del Café, y desmontar la narrativa que anticipaba un colapso del sistema cooperativo.
Transformación estructural: austeridad, eficiencia e innovación
El gerente de la FNC señaló que este resultado no fue solo una reacción táctica ante la crisis. Desde el inicio de la actual administración, la entidad adoptó tres pilares para garantizar su sostenibilidad financiera: austeridad, eficiencia operativa e innovación.
Austeridad: reducción de gastos y reordenamiento de activos
Indicó que redujo sus gastos administrativos, identificó activos improductivos y ajustó su estructura de costos.
Según explicó, esta política de austeridad buscó redirigir recursos hacia las regiones y fortalecer la competitividad del sistema cafetero.
Eficiencia operativa: nuevas plantas y centros industriales
Las centrales de transformación y beneficio que operan en Risaralda, Antioquia, Quindío y Huila demostraron, según Bahamón, que el modelo es rentable cuando se combina tecnología y visión.
A esto se suman los Centros de Industrialización Regional en Huila, Caldas y Santander, y los próximos a abrir en Antioquia, Quindío y Tolima.
La Federación destacó tres proyectos estratégicos: la nueva planta de transformación en Gigante, Huila; el primer complejo de almacenamiento a granel con ambiente controlado en Armenia, Quindío; y un proyecto estratégico en Santa Marta en fase avanzada de desarrollo.
Innovación: nuevos varietales y una plataforma tipo “Amazon del café”
En alianza con Cenicafé y Craft Coffees, Bahamón contó que la FNC desarrolla nuevos varietales para mejorar la calidad y enfrentar desafíos climáticos y de mercado. Además, Almacafé lanzó una plataforma para que cualquier productor pueda exportar directamente su café.
Resultados financieros: utilidades récord en las empresas del gremio
La estrategia de transformación ya empieza a mostrar resultados concretos, según explicó Bahamón.
El directivo señaló que Almacafé registra ingresos y utilidades récord, superiores a la suma de los últimos diez años; Procafecol (Juan Valdez) alcanzó las mejores ventas de su historia y una rentabilidad 12 veces mayor que hace dos años; y Buencafé consolidó su liderazgo en innovación y valor agregado.
Asimismo, destacó que las exportaciones de café verde superaron los US$1.100 millones, con más de 40.000 sacos en microlotes de alta calidad.
Reconocimiento al Gobierno y llamado al Congreso
El gerente de la FNC agradeció a la ministra de Agricultura, Martha Carvajalino, por su disposición al diálogo técnico y por reconocer el papel estratégico del sector cafetero para el país.
También envió un mensaje directo a los congresistas: toda decisión que se tome en las regiones debe orientarse a fortalecer la sostenibilidad, la eficiencia y la innovación del sistema cafetero.
“No es la flecha, es el indio”: el papel de la institucionalidad cafetera
Bahamón respondió además a quienes sostienen que el Fondo Nacional del Café es el verdadero eje del sistema cafetero. Señaló que, sin la FNC, el Fondo no tendría capacidad para ejecutar la estrategia que respalda y articula a la caficultura colombiana.
El gerente ilustró su punto con una cifra: si el Fondo destinara toda la contribución cafetera exclusivamente a comprar café, solo podría adquirir el 1,5% de la cosecha nacional, mientras que la Federación compra cerca del 23%.
El mensaje final fue contundente: “Un Fondo en manos equivocadas destruye la caficultura. En manos de la Federación, la fortalece y la proyecta. Porque no es un instrumento financiero el que construye la grandeza del café colombiano, sino la institucionalidad que lo administra con visión, conocimiento y responsabilidad histórica. Porque no es la flecha. Es el indio. No es el instrumento. Es quien lo orienta. No es el recurso. Es la institucionalidad que lo honra y lo conduce con responsabilidad histórica”, concluyó Bahamón.