viernes
7 y 9
7 y 9
La recuperación económica de Colombia pinta bien y así lo reflejan proyecciones que sugieren un crecimiento del PIB cercano –o incluso por encima– del 7 % este año, hechas por grupos especializados, entes internacionales y el propio Banrep, que prevé un 7,5 %.
Más allá de ello la pregunta es qué pasará después de 2021, pues, no hay que olvidar que la pandemia dejó cicatrices como una pobreza monetaria que pasó de afectar al 35,7 % de la población en 2019, al 42,5 % en 2020; la informalidad laboral, que hoy tiene implicaciones sobre el 48,6 % o una tasa de desempleo que, si bien ha caído, está en 14,4 %.
"Hay un optimismo bien fundamentado sobre la recuperación porque los números son buenos, a pesar de las protestas de mayo y su impacto. Obviamente este año se verá un efecto de rebote importante porque ha habido más actividad económica y porque 2020 fue malo. Lo importante es lograr que esa reactivación, que ahora genera optimismo, sea de verdad; eso es lo que preocupa", reseñó Mauricio Santamaría, presidente de Anif.
Así, "no nos podemos quedar en que este año creceremos (cerca de) 8 % y que todo va a ser bueno desde el 2022, que viene con cambio de Gobierno y una coyuntura política incierta; la situación va a estar complicada y tendremos que pedalear para arriba", complementó.
En ese sentido, Anif, en alianza con Americas Society/Council of the Americas (As/Coa), adelantó en días pasados el seminario "La economía colombiana: ¿Cómo salir de un momento complejo?" en el que expertos pusieron sobre la mesa ideas para que la recuperación sea sostenible más allá de 2021.
Allí sobresalieron tres puntos principales: ponerle plata en el bolsillo a los ciudadanos; empezar a discutir reformas estructurales de una vez por todas y explotar las cualidades del país como destino de inversiones energéticas y de infraestructura, por ejemplo.
Crecimiento sostenible
Uno de los primeros en pronunciarse fue el ministro de Hacienda, José Manuel Restrepo, quien dijo que la economía no solo puede basarse en el crecimiento del PIB, sino también en responder a una "triada de desafíos": el social, referente a pobreza, desigualdad y acceso a la educación; el fiscal, causado por el mayor endeudamiento y la pérdida del grado de inversión de Fitch y S&P Global Ratings; y el económico, que comprende desempleo y cierre de negocios, entre otros.
Por eso, exaltó los alcances sociales de la reforma tributaria que se tramita en el Congreso como mecanismos de atención a tales problemas, y recordó que busca una extensión hasta junio de 2022 de Ingreso Solidario, para pasar de 3,1 millones de hogares beneficiarios a 4,1 millones, que si se suman a los de estrategias como Familias en Acción, Jóvenes en Acción o Adulto Mayor, alcanzarían los 7,8 millones, es decir, casi 50 % de los hogares en el país, que son los que siguen afectados por la pandemia.
De igual manera, el jefe de la cartera de Hacienda resaltó el artículo 22 del proyecto fiscal, que establece un incentivo a la creación de empleo joven con un aporte estatal del 25 % de un salario mínimo para empresas que contraten a quienes estén entre 18 y 28 años y devenguen, por lo menos, el mínimo; un apoyo que sería del 10 % en el caso de colaboradores fuera de ese rango de edad y que ganen de 1 a 3 mínimos.
Ello incentivaría la contratación de unos 500 mil jóvenes, calcula Hacienda, y complementaría al subsidio a la nómina (Paef), que se busca sea extendido hasta diciembre de este año para impactar unas 59.068 empresas (98 % de ellas, mipymes) y proteger el empleo de 400.512 personas.
Al respecto, Sylvia Escovar, expresidenta de Terpel, subrayó la importancia de crear empleo y que así la gente pueda tener dinero en sus bolsillos, como mecanismo de largo plazo, pero al mismo tiempo "todo lo que generemos a nivel de crecimiento tiene que tener en cuenta el superar temas de buena gobernanza alrededor de corrupción, justicia, recursos del Estado y temas sociales".
Y es que aunque prácticamente hoy todos los sectores productivos reabrieron y están en la senda de recuperación, no necesariamente significa que volvieron a absorber empleo (como la industria o las actividades de servicios), recordó José Ignacio López, director de Investigaciones Económicas de Corficolombiana.
López agregó que si bien habría un favorable cierre de año, no se pueden olvidar factores como la incertidumbre sobre las nuevas variantes de covid-19, la tendencia alcista en la inflación local y global, las elecciones del próximo año y la normalización (incremento) de tasas de interés en el largo plazo, que podrían elevar la deuda nacional. Además, subrayó el reto fiscal como otro indicador en el radar.
Reformas sin “peros”
El objetivo, entonces, debe ser trazar la ruta de crecimiento para los próximos dos o tres años y abarcar todos los puntos de vista, anotó Mario Estupiñán, presidente de Fiduciaria de Occidente. A su juicio, Colombia debe tener claro que hay que hacer una reforma fiscal estructural y que, para combatir el desempleo, se necesitan ajustes desde el modelo de educación.
"En Colombia, cada dos años presentamos una reforma tributaria que cubre los próximos 18 meses, pero debemos dar una discusión estructural ya", analizó Estupiñán, y continuó asegurando que es inevitable pensar en equilibrar las cargas entre personas naturales y jurídicas a futuro, toda vez que la renta pagada por las primeras pesa 1,2 % del PIB, en tanto que en países de la Ocde equivale a 8,3 %, además de que la tarifa para el caso de empresas nacionales es de las más altas de esa organización (32 % frente a 22 %).
Ahora bien, en relación al empleo consideró sustancial pensar en alternativas para los jóvenes, en tanto ellos son la fuerza laboral emergente, que tiene capacidades productivas más altas, y porque la composición demográfica y el sistema pensional se basa en que sean quienes trabajen para cubrir la pensión de aquellos ya jubilados.
Por eso valoró los esfuerzos del Gobierno, pero propuso "unirlos con la capacidad educativa y adecuar las habilidades de los jóvenes con las que se están demandando, cambiar el modelo; tenemos que hacer énfasis en capacitarlos para que salgan a suplir esa demanda específica de las empresas".
Con todo esto, no se puede olvidar algo primordial: estabilizar los niveles de deuda pública. Por ello la tributaria le apunta a establecer un límite de 71 % (del PIB) y un ancla de 55 % en el mediano plazo, recordó el ejecutivo de Fiduciaria de Occidente, quien añadió que hay alta expectativa sobre lo que puede hacer el Estado para bajar los altos gastos de funcionamiento.
Al respecto, Renzo Merino, analista soberano para Colombia, de la agencia Moody's, explicó que el perfil crediticio nacional tiene características moderadas, pero en cambio en el aspecto fiscal sí se ha visto un deterioro en los últimos años, sobre todo en intereses pagados por el Gobierno respecto a los ingresos o la deuda como porcentaje del PIB.
Merino aclaró que si bien la deuda soberana aumentó a más de 60 % del PIB, esta tendencia se ha visto también en países con una categoría similar a la de Colombia (calificada por Moody’s con Baa2) e igualmente valoró que el país siempre ha alcanzado consensos para salir de crisis económicas.
Aprovechar la inversión
De todas formas, los expertos presentes durante el evento de Anif alinearon pensamientos respecto a que Colombia, aun cuando solo es grado de inversión para Moody's y tiene diversos frentes que atender, sigue siendo un destino atractivo para el capital extranjero.
Así, la exministra de Minas y Energía, María Fernanda Suárez, dijo que la transición energética que afronta el territorio nacional tiene potencial para atraer recursos a proyectos de renovables no convencionales, los cuales son fuente de empleo “para jóvenes y mujeres”, quienes han sido los más afectados en el último año y medio.
Según ella, eso no quiere decir que se deba olvidar que el sector de hidrocarburos es generador de riqueza e ingresos para el país y puede hacer importantes aportes para solucionar los problemas fiscales.
Allí coincidió Escovar al asegurar que la transición energética y la digitalización muestran cómo va a cambiar la economía a nivel de ingresos y hacia dónde va el mundo.
Para Estupiñán, de Fiduciaria de Occidente, Colombia también debe migrar hacia exportaciones diferentes a las tradicionales, que representan el 80 %, y necesita mantener la positiva dinámica de la construcción y atraer inversión a este segmento, en el que se han visto números importantes como el récord de vivienda nueva comercializada en el primer semestre de este año (109.342). El consumo interno y la industria, serán otros factores que impulsen, concluyó