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La determinación del Ministerio de Comercio de China de aplicar aranceles adicionales del 5 % o 10 % a 5.078 productos de los Estados Unidos, fue respondida por el presidente norteamericano, Donald Trump, con un llamado a las compañías estadounidenses de cerrar sus operaciones en el gigante asiático y, en su lugar, fabricar más de sus productos en Estados Unidos.
Los nuevos ingredientes de la escalada en la guerra comercial que sostienen estos dos países preocupa a los inversores, que ven en la confrontación un factor de desaceleración económica y, por tanto, una menor demanda de petróleo.
A su turno, el presidente de la Reserva Federal (FED), Jerome Powell, aceptó que existe preocupación sobre una posible desaceleración prolongada motivada principalmente por la incertidumbre sobre la política comercial global
En ese contexto, el barril referencia Brent cerró ayer su cotización en 59,39 dólares, observando ayer una contracción de 1,5 %. El barril de WTI perdió 2,1 % y cerró a 54,17 dólares. El petróleo estadounidense es uno de los productos a los que Pekín aplicará un arancel de 5 %.
Estas noticias provocaron que Wall Street se desplomara. El Dow Jones de Industriales, el principal indicador de la bolsa, restó 622,60 puntos, un 2,37 %, y quedó en 25.630,52, en tanto que el Standard & Poor’s (S&P) cayó un 2,59 % y el Nasdaq, donde cotizan los grupos tecnológicos más importantes, se contrajo un 3 %.
El objetivo chino de imponer un arancel a los vehículos estadounidenses puso al sector del automóvil norteamericano en el centro de la creciente guerra comercial.
El anuncio de las autoridades chinas es el de imponer 75.000 millones de dólares en aranceles a productos estadounidenses incluido un gravamen del 25 % de los vehículos importados desde Estados Unidos, el cual entrará en vigor el 15 de diciembre.
Además, las importaciones de componentes para la fabricación de vehículos recibirán un arancel del 5 % (ver Antecedentes).