Más que pensar en la excusa para poder sacar las cesantías para tapar huecos financieros, y que las empresas deben consignar antes del próximo 15 de febrero, aproveche que puede ser el case inicial o el ajuste para tener casa propia, sumado a los intereses causados que se pagaron en enero.
Y la oportunidad toma más sentido cuando solo en los fondos privados de cesantías, en que hay 6,4 millones de afiliados, el año pasado se retiraron 2 billones de pesos con destino a comprar, liberar deuda hipotecaria o mejorar la vivienda, 22,6 por ciento más que en 2014, según Asofondos.
Así que las cesantías pueden ser un camino claro para obtener la llave de su nuevo techo, sea nuevo o usado. Por eso los trabajadores deben ser conscientes de este objetivo de compra.
Recuerde que necesita reunir el dinero para la cuota inicial y para eso las cesantías son ideales. En esta línea, el presidente de Colfondos, Alcides Vargas, invitó a los trabajadores a que “sumen estos recursos, no solo como seguro frente al desempleo, sino mirando a futuro, consoliden ese 30 por ciento de cuota inicial de la vivienda”.
Pero también hay que tener en cuenta que, a medida de que no las retira, el ahorro de cesantías se convierte en una buena carta de presentación en las entidades financieras.
“Ahorrar las cesantías sirven para construir su historial crediticio que, posteriormente le dé acceso a un crédito hipotecario para terminar de financiar la vivienda”, explicó Camilo Ochoa, director de Mercadeo del Fondo Nacional del Ahorro (FNA), ente estatal en que guardan las cesantías 1,2 millones de trabajadores.
Pero si su plan no es comprar otra vivienda, sino remodelar o ampliar la actual, lo que también la valoriza, las cesantías son un buen soporte.
Tenga claro que este mejoramiento se refiere, por ejemplo, al enchape de pisos, baños o cocina, pero “no se recomienda para cambios menores como pintar la casa o cambiarle una puerta. La idea es que este dinero no se vuelva plata de bolsillo”, agrega el directivo del FNA